Un peligroso y violento modus operandi de la delincuencia ha vuelto a encender las alarmas entre los automovilistas de la Ciudad de México: el lanzamiento de piedras desde puentes o bajopuentes para obligar a las víctimas a detenerse y poder asaltarlas.
El ataque que destrozó un parabrisas en Tlatilco
El más reciente caso reportado sucedió la noche del 25 de septiembre pasado. El automovilista Rafael Padilla denunció en redes sociales el momento exacto en que su vehículo fue impactado. El ataque ocurrió mientras circulaba a la entrada del bajopuente de Tlatilco y Avenida Jardín, muy cerca de La Raza y Circuito Interior.
“Pasé por aquí y me aventaron una piedra y me rompieron el parabrisas. Se me hace un poco injusto porque pueden causar un accidente… Pero sí lo usan mucho para poder estar asaltando los carros, porque lógicamente [uno] se orilla y ahí es cuando le llegan a uno…”, contó Rafael Padilla, víctima.
Patrón de violencia en Circuito Interior
Este tipo de agresiones no son incidentes aislados. Automovilistas han reportado ataques similares en puntos clave y de alta velocidad de la capital. En Circuito Interior y Canal de Apatlaco, otro conductor reportó que su parabrisas fue destrozado a principios de este mes en esta zona.
Mientras que en Circuito Interior y Eje 8 Ermita Iztapalapa, un tercer automovilista fue impactado en un faro de su vehículo. El riesgo es doble: no solo el del asalto, sino el de un accidente grave provocado por la agresión con objetos contundentes.
“Sí es peligroso porque imagínate vienes fuerte y que te avienten piedras desde un puente, causan accidentes… Te paras y todo pasa. Te roban y te friegan el carro…”, explicó Edilberto, otro automovilista.
Recomendaciones de seguridad para evitar ser asaltado en bajopuentes
Aunque este modus operandi no es frecuente, es extremadamente peligroso. La principal recomendación de seguridad si usted es víctima de un ataque de esta naturaleza es:
- No detenerse inmediatamente en el lugar del impacto.
- Bajar la velocidad, pero continuar circulando hasta llegar a un lugar que considere seguro y concurrido, como una estación de policía o una gasolinera, para pedir ayuda y realizar la denuncia.