Con cada trazo, el joven artista Lawrence da vida a nuevas obras, transformando su talento en un soporte vital para otros. Diagnosticado con autismo de nivel tres a la temprana edad de dos años y medio, hoy utiliza su pintura para generar fondos que asisten a otros adultos jóvenes que comparten su condición.
Lawrence utiliza su talento artístico para recaudar fondos para adultos jóvenes con autismo
Estos recursos se destinan a solventar sus terapias o iniciativas de negocio, un apoyo crucial dado que, para la administración gubernamental, esta población parece invisible. La situación refleja una cruda realidad para los padres y cuidadores: “Nuestros hijos han crecido, el futuro llegó, y la interrogante es qué sigue. Enfrentamos un escenario totalmente distinto”, comenta una madre.
Esta necesidad dio origen a una iniciativa enfocada en el desarrollo de capacidades. Se planteó la posibilidad de identificar y potenciar los talentos individuales de estos jóvenes. Uno de los beneficiarios de esta ayuda es Homero, un hombre de 28 años cuya familia atraviesa serias dificultades para garantizar su bienestar médico.
Llevan más de 12 meses aguardando una cita con el especialista para reajustar su medicación. La revisión psiquiátrica es vital y debe realizarse semestralmente, sin embargo, Homero lleva más de un año sin tener contacto con el médico, obligando a su círculo familiar a continuar con el mismo esquema terapéutico a pesar del tiempo transcurrido.
Homero enfrenta barreras laborales y espera prolongada para atención médica crítica
La condición de Homero representa además una barrera insuperable en el ámbito laboral, impidiéndole acceder a oportunidades de empleo. Esta lucha diaria subraya la necesidad de un mayor entendimiento social. “Es fundamental comprender que no se trata de ser una persona ‘extraña’, sino de reconocer que hay muchos otros en esta misma situación y que existe una gran carencia de conocimiento respecto al manejo de este tema”, se puntualiza en el relato.
En el país, se estima que alrededor de una de cada 115 personas presenta algún tipo de trastorno dentro del espectro autista. No obstante, lograr un diagnóstico certero y acceder a tratamientos adecuados implica largas esperas y una gestión que a menudo recae en la esfera personal. Los servicios de salud están visiblemente sobresaturados, y la carestía de los costos asociados a la atención especializada ha provocado que muchos padres se rindan al no encontrar dónde solicitar apoyo.
Falta de sensibilización y financiamiento perpetúa el olvido de adultos con autismo en la sociedad
La situación se agrava por la inexistencia de un presupuesto federal específicamente asignado para las necesidades de las personas con esta condición. El único respaldo disponible proviene de partidas etiquetadas para salud mental o discapacidad. Estas han sido objeto de recortes y solo proveen una pensión que resulta insuficiente para cubrir los requerimientos esenciales.
Quienes defienden esta causa señalan una profunda falta de educación y sensibilidad cultural, tanto en la sociedad como entre los líderes políticos, quienes priorizan otros asuntos. El resultado de esta negligencia es que los adultos con autismo permanecen en el olvido, desatendidos en áreas tan vitales como la atención médica y el respaldo institucional.












