Josué Guerrero Espino, Cheché, salió de su casa en Santiago Papasquiaro, Durango, el 30 de abril. Tenía 19 años y una supuesta oferta laboral lo llevó rumbo a Guachochi, Chihuahua; desde ese día, desapareció y se perdió todo rastro de él.
Desde entonces, Magaly no paró de exigir respuestas, en medio de una emergencia silenciosa que, como en tantos casos en este país, no activó ningún operativo inmediato y real de búsqueda por parte de la Fiscalía del Estado.
Cheché aparece en video como víctima del narco; fue reclutado y asesinado
A finales de julio, más de dos meses después de su desaparición, su imagen volvió a circular. Un video difundido en redes sociales mostraba a Cheché maniatado, con los ojos vendados, hablando frente a cámara; había sido reclutado por el crimen organizado.
Era una grabación cargada de terror, propia del narcoterrorismo que ya opera con libertad en regiones tomadas por la violencia; no obstante, lo más brutal aún estaba por saberse: para cuando ese video fue publicado, ‘Cheché’ ya había muerto.
Fiscalía tuvo el cuerpo más de dos meses sin identificarlo
Su cuerpo había sido ingresado a la Fiscalía del Estado desde el 22 de junio. Estaba ahí, sin identificar, mientras se viralizaba su rostro y su voz como parte de un mensaje criminal. El sistema lo tenía; lo tuvo todo el tiempo y, aun así, nadie avisó, nadie hizo el cruce de datos.
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Magaly Espino por fin halló a su hijo Cheché… pero sin vida.
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) September 2, 2025
Josué Guerrero desapareció en abril tras una supuesta oferta de trabajo. Había sido reclutado por el narco. Su cuerpo llevaba meses en la Fiscalía de Chihuahua.
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Magaly Espino, su madre, nunca dejó de buscarlo. Se convirtió, como miles de mujeres en México, en madre buscadora. Pegó fichas, compartió publicaciones, pidió ayuda, y tocó puertas. Exigió que lo buscaran con vida, sin saber que su hijo ya estaba bajo resguardo oficial desde semanas atrás.
Fue hasta este fin de semana, más de cuatro meses después de su desaparición, que la Fiscalía le confirmó que el cuerpo que tenían desde junio era el de Cheché. Magaly viajó para reconocerlo, para recibirlo, para enterrarlo.
“Soy la madre de José Guerrero Espino. Estoy aquí afuera de la de la Fiscalía en General del Estado de Chihuahua; solamente para darles las gracias a todas las personas que nos apoyaron para la búsqueda de mi hijo; ya lo tenemos, lo vamos a llevar a sepultar”, declaró la madre buscadora tras la localización de su hijo desaparecido.