El estado de Oaxaca ha confirmado el primer caso de gusano barrenador en un perro, lo que encendió las alertas en las autoridades sanitarias. El parásito se caracteriza por depositar huevos en las heridas abiertas o zonas húmedas de los animales, donde se alimentan del tejido vivo.
Perro con gusano barrenador en Oaxaca
El Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader), confirmó el primer caso de gusano barrenador en un perro, en la comunidad de San Juan Yaeé, en la Sierra de Juárez, Oaxaca.
De acuerdo con el informe, el canino presentó un cuadro de miasis provocado por el gusano barrenador del ganado. Tras el reporte, las autoridades sanitarias acudieron al lugar, donde confirmaron el diagnóstico y brindaron atención médica veterinaria al animal.
Las autoridades informaron que el perrito se encuentra fuera de peligro y bajo vigilancia activa en la zona donde se detectó este primer caso.
La Sefader pide a la población a mantenerse alerta ante cualquier señal o sospecha de presencia del gusano barrenador, tanto en animales domésticos como en especies ganaderas.
En caso de observar síntomas o lesiones sospechosas, recomiendan reportar el caso de manera inmediata al Comité Estatal de Fomento y Protección Pecuaria de Oaxaca (CEFPPO) o al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
Este caso representa una alerta importante para la vigilancia sanitaria en la región, con el objetivo de evitar la propagación de este parásito que puede afectar gravemente la salud animal.
¿Cuáles son los síntomas del gusano barrenador en animales?
Las larvas puede atacar diferentes heridas, incluso tan pequeñas como la picadura de una garrapata, sin embargo, las infecciones más frecuentes se presentan en el ombligo de los neonatos, así como en las regiones vulvares o perineales de las hembras.
Cuando inicia la infección se puede observar un movimiento dentro de la herida, la cual se extiende y se hace profunda conforme las larvas devoran los tejidos, produciendo supuración serosanguinolenta.
Generalmente, los animales afectados se separan del grupo y manifiestan depresión, falta de apetito y molestia en la herida; los animales que no reciben tratamiento pueden morir de 7 a 14 días después por toxicidad o por infecciones secundarias.