Expuesta a más de 100 años entre el polvo y la humedad, al derrame de ácido, e incluso a un atentado con flores explosivas, la tilma de la Virgen de Guadalupe sigue casi intacta.
Desde el siglo XVII, el ayate en el que fue plasmada ha estado bajo la lupa. Sin embargo, nuevas investigaciones han permitido descubrir que en las estrellas del manto podrían ocultarse constelaciones, e incluso notas musicales, entre otros elementos.
¿La imagen de la Virgen es una pintura? Lo que dicen los estudios más antiguos
De acuerdo con historiadores, pintores del siglo XVII expertos revisaron la tilma, con el fin de que la imagen de la Virgen de Guadalupe fuera reconocida por el clero católico, y no solo como un culto a una deidad indígena.
La conclusión a la que llegaron fue que no hay técnica pictórica conocida de la época que encaje completamente con la imagen.
“Coincidieron en que no es una pintura. Es imposible que varias técnicas hayan intervenido en un lienzo tan burdo como el ayate mismo… es algo inconcebible para una obra humana” narró Jorge Antonio Palencia, Cabildo de la Basílica de Guadalupe.
El ayate, hecho de fibra de maguey, debería haberse desintegrado en unas décadas. Sin preparación previa y tan poroso, una pintura normal habría desaparecido hace siglos.
¿La imagen fue retocada? Partes podrían no ser originales
Especialistas en arte novohispano sí han encontrado elementos añadidos con el paso de los siglos, que no necesariamente contradicen a los primeros estudios sobre el ayate.
Detalles como los dorados, el ángel o la luna parecen haber sido intervenidos en restauraciones del siglo XVII, cuando el culto ya era muy conocido en la Nueva España
“Hubo una intervención a principios del siglo XVII… decidieron hacer una restauración a la imagen original”, narró José Ignacio Lanzagorta, investigador en el área de Comunicación Pública de la Historia IIH-UNAM.
Es decir, no toda la imagen sería del mismo momento, pero la parte central, el rostro, las manos y gran parte del manto, nos habla de una pintura, por así decirlo, muy temprana para la época.
¿Qué representan las estrellas del manto?
En el siglo XX iniciaron estudios astronómicos para comparar las estrellas del manto con el cielo del Valle de México del 12 de diciembre de 1531.
El investigador guadalupano Fernando Ojeda Llanes asegura que las 46 estrellas no están colocadas “a la suerte”. Según su análisis, coinciden con constelaciones visibles en esa fecha, entre ellas:
- Osa Mayor
- Libra
- Escorpión
- Centauro
- Y la presencia del planeta Júpiter
Ojeda calcula incluso la hora exacta del cielo representado: “Pude comprobar que fue a las 6:45 de la mañana del 12 de diciembre de 1531, aquel entonces año juliano”, narró para Fuerza Informativa Azteca (FIA).
¿Notas musicales en el manto? Pentagrama en la tilma de la Virgen
Desde las matemáticas, el Dr. Fernando aplicó un método que parte de un rectángulo áureo que contiene toda la imagen. Luego superpuso un teclado proporcional y asignó notas según la posición vertical de cada estrella y cada flor.
“Prácticamente estamos hablando de un pentagrama vertical.. Cada flor y cada estrella tiene su propia nota”
Al ingresar esos datos a un programa musical, el patrón produce una melodía completa: escalas ascendentes y descendentes desde Do, Re, Mi, Fa, Sol… hasta regresar a Do.
El resultado ha sido interpretado por músicos y orquestas, que ha permitido a la Iglesia saber más detalles de lo que oculta el manto.
¿Los ojos tienen reflejos humanos?
Desde 1929 se han realizado acercamientos al rostro. Gracias a técnicas infrarrojas, algunos estudios afirman que se detectan reflejos propios de un ojo vivo, e incluso 13 figuras humanas, como si fueran quienes estuvieron frente a Juan Diego el día del acontecimiento.
Los oftalmólogos Dr. Javier Torroella y el Dr. Rafael Torija, examinaron los ojos de la imagen con instrumentos de aumento. Afirmaron observar lo que en un ojo humano real se llama “efecto Purkinje-Sanson”: reflejos que aparecen en la córnea al mirar un objeto.
Entonces ¿milagro o pintura?. A casi 500 años, la tilma sigue siendo un símbolo que supera los límites de la ciencia, el arte y la fe.
Porque un ayate que en teoría debió haberse desintegrado hace años, hoy acompaña a millones de peregrinos en cada viaje de fe y devoción; un culto que la consagró como la Patrona de México.