En el estado de Puebla se dio la primera vinculación a proceso por violencia vicaria en México; se trata de un caso que tras ocho años de litigio la madre obtuvo la guardia y custodia definitiva de su hijo.
El padre y expareja de la mujer se llevó al menor a otro estado y la mujer, Andrea Lezama Bonilla quien además es representante del colectivo Cam-cai que lucha en contra de la violencia vicaria dio a conocer que ganó el juicio.
Un juez determinó que ahora ella tiene la patria potestad en su totalidad, así como los derechos y obligaciones como madre, mientras que Ricardo “N” es el primer hombre en ser vinculado a proceso por violencia vicaria en México.
La Fiscalía poblana narró que el 16 de junio de 2016, Ricardo “N” acudió al domicilio de su entonces esposa, ubicado en la colonia La Loma, en la ciudad de Puebla, para recoger a su hijo menor de edad y había acordado regresarlo para el día 20 del mismo mes; no obstante, pasaron más de seis años y la madre no pudo ver al menor.
Fue entonces que la Fiscalía comenzó con las diligencias y dio con su paradero en Los Cabos, Baja California Sur.
Durante su audiencia, la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres logró su vinculación a proceso.
Cabe mencionar que Puebla es el quinto estado en sancionar la violencia vicaria. Actualmente es castigado como una agravante de la violencia familiar, que ahora es penado con cárcel de 2 a 8 años, y que, en caso de acreditarse la modalidad de violencia vicaria, se elevará en una tercera parte, por lo que la sanción sería de hasta 10 años y 8 meses de prisión.
¿Que es la violencia vicaria?
La violencia vicaria es aquella que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialmente de sus hijas e hijos.
El ánimo de causar daño a su pareja o ex pareja a toda costa supera cualquier afecto que pueda sentir por ellas/os.
El asesinato de las hijas o hijos es la parte más visible de esta forma de violencia extrema que destruye a la mujer para siempre; pero es habitual la manipulación de hijas o hijos para que se pongan en contra de la madre o incluso la agredan. Esas hijas e hijos sufren un daño irreparable y son también víctimas de violencia de género.
El objetivo es el control y el dominio sobre la mujer, en un alarde máximo de posesión en una relación de poder que se sustenta en la desigualdad.
