El potus —también conocido como poto o Epipremnum aureum— es esa planta todoterreno que crece muy rápido y no te va a pedir más que un poco de agua, luz indirecta y mucho amor.
Se adapta a casi cualquier rincón del hogar, se expande rapidísimo (¡en semanas puede alargarse 30 cm o más!) y es tan fácil de cuidar que hasta quienes olvidan regar sobreviven con ella.
¿Qué es el potus y por qué es una planta tan recomendada para el hogar?
Originaria de las Islas Salomón, la potus esta enredadera tropical es una favorita para quienes quieren iniciarse en el mundo de las plantas sin dramas ni complicaciones.

Y lo mejor: luce preciosa en macetas de plástico, colgantes o incluso en vasos de agua mientras echa raíces. Eso sí, es importante saber que, aunque se ve amigable, es tóxico para perros y gatos, así que mejor mantenerlo fuera de su alcance.
Luz, riego y más: cuidados esenciales para un potus sano
La magia del potus es que se adapta. Pero si quieres que crezca fuerte y bonito, colócalo cerca de una ventana con luz indirecta brillante. No le gusta el sol directo (se quema), pero tampoco la oscuridad total. Si notas que las hojas pierden su variegado, prueba cambiarlo de sitio.
En cuanto al riego, basta con esperar a que los primeros cinco centímetros del sustrato estén secos. Y aunque es bastante resistente, no dejes que se acumule agua en la maceta: sus raíces no lo toleran. En invierno puedes espaciar aún más el riego.
De acuerdo al portal especializado Better Homes & Gardens, para que crezca con más energía, puedes fertilizarlo una o dos veces al mes en primavera y verano. Usa un fertilizante equilibrado para plantas de interior (como 3:1:2) y verás cómo se llena de hojitas nuevas.
¿Dónde poner tu potus y cómo mantenerlo feliz por años?
Lo ideal es mantener la potus en temperaturas entre 18 y 24 °C, aunque resiste desde los 10 °C sin problema. Y aunque adora la humedad, también sobrevive en ambientes secos. Si lo quieres ver feliz, ponlo en el baño (con luz) o júntalo con otras plantas para crear un mini microclima.

El sustrato puede ser cualquiera con buen drenaje: desde tierra normal para macetas hasta mezcla para aráceas. Y si te animas, puedes propagarlo en agua y hacer nuevos potos para regalar (o llenar tu casa de enredaderas colgantes).