Blanca entrevista al Campeón y a su equipo, los cuestiona sobre las pruebas que el Gobierno podría tener en su contra. Julio no sabe nada y tampoco a hecho nada malo, solo a dado alegrías a su país. Maiko asegura que Julio César es inocente, si alguien lo conoce bien, es él.
Julio llega a Lake Tahoe, le gustaría tener a sus hijos con él, incluso aguantaría los gritos de Amalia con tal de verlos, pero sabe que eso no pasará.
Julio lama a Miriam, que ahora es una mujer libre, y se abre con ella. Necesita estar con alguien. Se siente muy solo. Ella le confiesa que no ha tenido una vida fácil tras la muerte del Bebé Gallardo, la policía no sale de su casa tratando de averiguar quién mató a su esposo.
Salvador Ochoa le explica a Blanca que una simple hoja sin valor fiscal es lo que está incriminando a Julio, le pide conseguirla a como de lugar para que Julio pueda regresar a México. Blanca llama a Salvador Ochoa para decirle que el día siguiente será el día indicado para negociar con Hacienda porque ella sacará una nota que los hará tambalear. Y así resulta ser. Blanca pone al descubierto que la “contundente prueba” que hay contra Julio, es apenas una servilleta con una firma casi ilegible y hecha a lápiz.
La Navidad se acerca y Julio convence a Miriam de ir con sus hijos a Lake Tahoe para que se distraigan un poco. Pasean por el lago, juega con los niños: construyen una relación basada en la empatía y las ganas de Julio por ser mejor. Después de copas y besos, hacen el amor.
A la mañana siguiente el Campeón se despierta con la noticia de que su ex enemiga lo ayudó a poder regresar a México. Julio llega de sorpresa a casa de Amalia para llenar a su familia de regalos costosos.
Al llegar a México, lo primero que hace es buscar a Rómulo para que lo entrene nuevamente, quiere pelear contra Óscar de la Hoya y recuperar su título. El entrenador se niega, le sugiere que lo mejor que puede hacer es retirarse. Julio se va, muy dolido. Es su mentor, su guía, y ya no confía en él. ¿Qué hizo para merecer eso de Rómulo?
