Desde casitas de madera entre montañas hasta callejones adoquinados, estos pueblos mexicanos son tan buenos como otros destinos en Europa. Porque sí, hay lugares en México donde el tiempo se detiene. Caminas entre techos de teja, escuchas el eco de una campana en la plaza y por un instante olvidas que sigues en América.
Son pueblos que, sin proponérselo, evocan los paisajes de Suiza, Alemania o Italia, y que además conservan su alma mexicana. Muchos de ellos forman parte del programa Pueblos Mágicos, impulsado por la Secretaría de Turismo (SECTUR), por su valor histórico y su encanto auténtico.
¿Cuáles son los pueblos de México que parecen Europa?
Cada rincón tiene su propia historia, y aunque todos comparten ese aire europeo, ninguno pierde su raíz mexicana. Aquí te contamos cuáles son y qué los hace tan especiales:
- Valle de Bravo (Estado de México)
Entre el bosque y el lago, este pueblo recuerda a un rincón suizo. Las casas de madera y las calles estrechas invitan a caminar sin prisa. Los fines de semana, los lugareños pasean en bici o navegan por el agua mientras el sol se esconde tras los pinos. - Real del Monte (Hidalgo)
Aquí el viento huele a pan recién horneado. Los pastes, herencia de mineros ingleses llegados en el siglo XIX, son ya parte de la identidad local, según el Gobierno de Hidalgo. Las casonas de piedra y los techos empinados conservan la elegancia victoriana. - Chipilo (Puebla)
Fundado por inmigrantes italianos en 1882, es un pedacito del norte de Italia en el corazón de Puebla. Todavía se habla el dialecto véneto y las familias preparan embutidos y quesos con recetas que han pasado de generación en generación, según registros del Archivo Histórico de Puebla. - Mazamitla (Jalisco)
Si alguien te dice que es “la Suiza mexicana”, no exagera. La Secretaría de Turismo de Jalisco lo describe como un pueblo rodeado de niebla, cabañas y aroma a pino. Caminar por sus calles es como entrar en una película ambientada en los Alpes. - Creel (Chihuahua)
A orillas de las Barrancas del Cobre, Creel parece sacado de una postal de montaña. Las cabañas, el frío y el olor a leña lo hacen perfecto para quienes aman el invierno. La SECTUR lo reconoce como uno de los destinos de aventura más buscados por extranjeros. - Huasca de Ocampo (Hidalgo)
Fue el primer Pueblo Mágico de México y guarda un equilibrio entre lo colonial y lo natural. Las antiguas haciendas mineras se mezclan con cascadas y formaciones rocosas que parecen esculpidas a mano. - Val’Quirico (Tlaxcala)
Aunque no es un Pueblo Mágico, este lugar inspirado en la Toscana italiana se ha convertido en uno de los destinos más fotogénicos del país. Sus calles empedradas, balcones floridos y cafés al aire libre recrean la atmósfera de un pueblo medieval europeo, de acuerdo con la Secretaría de Turismo de Tlaxcala.





¿Por qué algunos pueblos mexicanos parecen europeos?
No fue casualidad. Durante los siglos XIX y XX, familias procedentes de Alemania, Italia e Inglaterra llegaron al país buscando nuevas oportunidades. Trajeron su arquitectura, su comida y sus costumbres.
Con el tiempo, esas tradiciones se mezclaron con las mexicanas, dando vida a lugares donde las montañas, las iglesias y los cafés parecen sacados del Viejo Continente.
La Secretaría de Turismo de México promueve varios de estos destinos por su capacidad de atraer turismo nacional sin perder autenticidad.
Ya sea para una escapada romántica, un viaje fotográfico o simplemente para desconectarte, recorrerlos es una forma de ver cómo México es tan bonito como Europa… pero con alma latina.