Aunque mucha gente lo ve como un gusto culposo, la cerveza —cuando es buena y se toma con moderación— puede tener beneficios para la salud. No es broma: sí puede ser una bebida alcohólica saludable.
Hay estilos que, por cómo están hechos y los ingredientes que llevan, aportan antioxidantes, minerales y hasta probióticos. Sí, leíste bien: hay cervezas que pueden hacer más por tu cuerpo que solo refrescarte.
Lo más interesante es que no son necesariamente las “light” o las más comerciales. Al contrario, las más saludables suelen ser las que están menos procesadas, hechas con cuidado y con ingredientes más naturales.
Las cervezas artesanales, por ejemplo, casi siempre tienen un perfil nutricional más completo porque conservan muchas de sus propiedades originales.
¿Qué tipos de cerveza son más saludables, según los expertos?
Las que se llevan la corona son las oscuras (como las stouts y porters), algunas cervezas belgas tradicionales y las sour como las lambic o las gose. ¿La razón? Todas ellas están llenas de antioxidantes que ayudan a proteger tus células y, en algunos casos, hasta cuidan tus huesos o tu digestión.
Las cervezas oscuras, por ejemplo, tienen maltas tostadas ricas en compuestos fenólicos que ayudan a combatir los radicales libres. Además, tienen buen contenido de silicio, un mineral que es clave para la salud ósea, de acuerdo a datos de Hopalliance.
Y luego están las cervezas ácidas como las lambic, que se fermentan de forma espontánea y natural (sí, con microorganismos del ambiente). Eso hace que tengan probióticos reales, como los del yogur, pero en forma de chela. Increíble pero cierto.
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¿Cómo elegir una cerveza que realmente tenga beneficios?
La recomendación más común es apostar por cervezas artesanales, oscuras, sin filtrar y con ingredientes reales. Si tiene cuerpo, buena espuma, un sabor más complejo y ese color intenso que te hace pensar en café o chocolate… vas por buen camino.
También hay quien dice que las cervezas con un poco más de alcohol concentran más antioxidantes, porque llevan más malta en su preparación. Pero como todo en esta vida, la clave está en el balance: tomar con moderación, elegir bien, y si se puede, disfrutarlo con buena compañía.
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Así que la próxima vez que pidas una cheve, piensa que también puede ser un pequeño regalo para tu cuerpo (y tu paladar).