La decisión de tener hijos es una de las más relevantes en la vida de una persona, ya que implica una transformación profunda tanto a nivel individual como en la dinámica de pareja y familiar. No se trata solo de un cambio en la rutina diaria, sino también de asumir una responsabilidad a largo plazo que demanda tiempo, recursos emocionales, económicos y energéticos. Desde la psicología, esta elección se considera un hito vital, por eso, ¿qué dice de aquellos que no quieren pasar por esta experiencia?
¿Por qué hay personas que no quieren tener hijos?
Hoy en día, cada vez más parejas optan por no tener hijos, una decisión que refleja un cambio cultural importante. Según Psicopedia.org esta elección ya no se ve simplemente como una anomalía, sino como la expresión legítima de proyectos de vida personales, independientes de los decretos tradicionales o de expectativas biológicas.
En ese sentido, se empieza a entender que el deseo de ser padre o madre no es un mandato universal, sino una opción personal profundamente arraigada en la voluntad y en la coherencia con uno mismo.

Por tal motivo, el instinto paternal o maternal ha sido una construcción social que tradicionalmente ha impuesto expectativas rígidas sobre las parejas.
Incluso, la filósofa francesa Élisabeth Badinter sostiene que creer en un “instinto maternal” como algo natural es uno de los mayores engaños de la humanidad. Frente a esta visión, quienes deciden no tener hijos lo hacen por razones tan respetables como tener ambiciones profesionales, valorar la libertad, o simplemente considerar que su proyecto vital no incluye la crianza.
Esta sería la razón por la que los jóvenes no quieren tener hijos
Desde otro punto de vista, la BBC sostiene que cada vez son más los jóvenes que deciden no explorar la maternidad o la paternidad como parte de sus vidas, y esta tendencia refleja cambios profundos en la forma en que se concibe la realización personal.
Para muchos, la prioridad se centra en:
- El desarrollo profesional.
- La estabilidad económica.
- Los proyectos personales.
- El bienestar emocional.
Esto lleva a posponer o incluso descartar la idea de tener hijos. La sociedad actual ofrece además mayores opciones de vida, lo que permite que estas decisiones se tomen desde la autonomía y no solo por presión social o expectativas tradicionales.

Muchas personas también argumentan que no desean traer una vida al mundo en un entorno que perciben como complejo, doloroso o injusto. Algunas sienten que no poseen la seguridad emocional o los recursos necesarios para asumir la responsabilidad de educar a otro ser humano, o temen alterar una relación de pareja que funciona tal cual está. Estas decisiones surgen de una reflexión honesta, repleta de valentía y coherencia consigo mismos.