La selección de Suiza no suele figurar entre las potencias tradicionales del futbol europeo, pero su constancia y disciplina la han convertido en una de las selecciones más competitivas del continente.
De cara a su próximo compromiso contra la Selección Azteca en Salt Lake City, el cuadro helvético confirmó la presencia de varias de sus figuras, lo que eleva las expectativas en torno a su desempeño.
México vs Suiza EN VIVO, partido de preparación previo a la Copa Oro 2025
Un equipo que no se achica ante nadie
El primero en la lista es el portero Gregor Kobel, quien viene de completar una excelente temporada con el Borussia Dortmund, siendo clave para que su equipo.
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Su seguridad bajo los tres postes es uno de los pilares del equipo dirigido por Murat Yakin.
En la defensa, destaca Manuel Akanji, central del Manchester City de Pep Guardiola, quien ha ganado todo a nivel de clubes y aporta solidez, inteligencia táctica y capacidad de liderazgo en la última línea.
Mezcla de experiencia y talento joven
En el mediocampo, el suizo más reconocido es Granit Xhaka, jugador del Bayer Leverkusen. Su experiencia y jerarquía lo convierten en el motor de esta selección.
Otro nombre clave es Denis Zakaria, mediocampista del AS Mónaco, que aporta recuperación, dinámica y buen pie para el armado de juego.
En el ataque, Suiza confía en el regreso de Breel Embolo, delantero también del Mónaco, quien ha demostrado ser una de las armas ofensivas más peligrosas del equipo cuando está en forma.
Pero no todo es experiencia. La nueva generación suiza también da motivos para ilusionarse. Dan Ndoye, flamante campeón de la Copa de Italia con el Bologna, se perfila como una pieza desequilibrante en el ataque.
A su lado, Ardon Jashari, mediocampista del Brujas de Bélgica, ha tenido una temporada destacada y podría dar el salto a una liga de élite próximamente.
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Con esta mezcla de veteranos consolidados y jóvenes en ascenso, Suiza se presenta en Salt Lake City como un equipo sólido, competitivo y con ambiciones reales de dar un golpe de autoridad, demostrando por qué nadie debe subestimar a los helvéticos en la escena internacional.
