¿Cómo fue la ceremonia de coronación de Carlos III y Camila?

La lluvia no ahuyentó a los asistentes a la cereminia de la coronación de Carlos III a la que asistieron ministros y políticos de todo el mundo.

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Por: Raziel Cruz Salazar

Una mañana lluviosa fue la que le dio la bienvenida a los 2 mil invitados locales e internacionales, que acudieron puntuales a la cita de la coronación de Carlos III.

Poco a poco desfilaron hacia la Abadía de Westminster que tras siete décadas de espera, aguardaba en total tranquilidad la llegada del nuevo monarca británico. Así lo ha hecho desde hace casi mil años y así lo hizo hoy también con el hijo de la Reina Isabel II.

En punto de las 10:21 de la mañana, apenas con un minuto de retraso, el jubileo de diamante, la carroza construida en honor del 60 aniversario del reinado de Isabel II, comenzó la procesión desde el Palacio de Buckingham hasta la Abadía.

El rey Carlos III y Camilla, la reina consorte, avanzaron escoltados por una poderosa caballería. Los acompañaba también la ovación incesante de los miles de residentes y turistas que flanqueaban el trayecto de dos kilómetros y que fueron los primeros en recibir los tímidos saludos que emergen desde el interior de la carroza.

Así se abrieron paso por The Mall, uno de los pasajes londinenses más emblemáticos; protagonista permanente de cada uno de los actos organizados por la monarquía.

Discreta aparición de Harry llama la atención en coronación de su padre

Quince minutos después cruzaron el arco del almirantazgo y dieron vuelta para dejar atrás la Plaza Trafalgar. Al mismo tiempo, dentro de la Abadía de Westminster llegaba un invitado incómodo.Sin su esposa Meghan ni su hijo Archie, el hijo menor de Carlos, Harry, ingresó al templo únicamente acompañado de un semblante de hielo.

Afuera los cascos equinos golpeaban sin tregua el paseo de Whitehall, el trayecto los llevó de frente hasta la calle del parlamento. La última escala antes de que los reyes quedaran de frente a la puerta oeste de la misma iglesia, que en casi mil años de existencia ha recibido a otros 39 monarcas, el sonido de las trompetas inundó el ambiente.

La reina consorte fue la primera en ingresar a Westminster y posteriormente apareció el rey flanqueado por los obispos de Durham y el de Bath y Wells. También se pudo ver a William, príncipe de Gales, pero la corona imperial robó cámara. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, tomó la palabra.

Arrancó la primera de las 12 melodías elegidas personalmente por Carlos III. El rey fue presentado a su pueblo. Las voces se unieron para gritar Dios salve al nuevo monarca.

El arzobispo Welby tomó la palabra y con Biblia en mano le pidió al monarca que jurara ante Dios y ante la iglesia, que sería un fiel protestante. El primer ministro británico, Rishi Sunak, leyó un fragmento de la epístola a los colosenses, después vinieron las palabras de la obispa de Londres, Sarah Mullally. El aleluya se entonó en la abadía.

Fue una ceremonia completamente solemne que se extendió a lo largo de dos horas, tras la cual llegó uno de los momentos cumbre, una de las partes más emblemáticas pero al mismo tiempo la más discreta. La unción del rey, la representación de la santidad entre dios y el monarca Carlos III fue protegido por el dosel que evitó que quedara expuesto ante las miradas ajenas.

¿Qué joyas recibió Carlos III durante su coronación?

Luego por primera vez se posó sobre la silla de 700 años de antigüedad, la misma que utilizó el rey Eduardo siete siglos atrás. Carlos III también recibió las insignias reales, las espuelas, que representan los “valores y virtudes caballerescos” del monarca, el guante de cuero blanco, la espada enjoyada que simboliza el poder real, bendecida por el Arzobispo para utilizarse en protección del bien y el castigo del mal. Los brazaletes de oro, el orbe que representa el poder cristiano, el anillo del soberano como símbolo de dignidad y fe... del compromiso que el rey tiene con su pueblo y con la iglesia.

El cetro con la cruz fue colocado en su mano derecha, en la izquierda el cetro con paloma, la corona fabricada en el año 1661 robó reflectores: dos kilos y 230 gramos de oro macizo y 444 piedras preciosas, será la única vez que Carlos III la lleve sobre la cabeza.

A lo lejos se escuchó el estruendo de las salvas disparadas desde las bases militares y la torre de Londres, es momento de la bendición del arzobispo. Luego de la primera ruptura significativa con la tradición real, no todos los pares hereditarios se arrodillaron ante el rey.

William, el príncipe de Gales, lo hizo en solitario para jurar lealtad, tocó la corona y besó la mejilla de su padre. Una sencilla ceremonia convirtió a Camila en reina, fue ungida sin el tradicional dosel y posteriormente investida, coronada y entronizada...

Afuera de la abadía el carruaje de estado de oro ya esperaba a los monarcas, cuatro mil efectivos de la guardia real y miles de testigos más los acompañaron en

Su camino de regreso hasta el Palacio de Buckingham, fueron dos kilómetros de completa celebración de una ovación sin tregua, que curiosamente parecía incrementarse cuando los príncipes de Gales, William y Kate, avanzaban a bordo del jubileo de diamante. Él saludando a la gente, ella luciendo un par de aretes que pertenecieron a Lady Di.

La familia real ingresó al palacio, la siguiente escala fue el balcón, el rey Carlos III y la reina Camilla estuvieron acompañados por 13 personas más y desde ahí disfrutaron de los tres vítores, disfrutaron del espectáculo que brindaron varios helicópteros del ejército británico y del vuelo de las flechas rojas, el equipo acrobático de la real fuerza aérea. Este sábado Carlos III dormirá oficialmente, convertido en el rey número 40 del Reino Unido.

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