El pasado 4 de junio, se llevaron a cabo elecciones para gobernador en el Estado de México . Estas fueron ganadas por la maestra Delfina Gómez, de MORENA, siendo la primera vez que un partido que no es el PRI, y una mujer, tomarán las riendas del territorio mexiquense.
Sin duda, ha sido un proceso electoral histórico por todo lo que representa en el ámbito político. Después de 94 años, el Partido Revolucionario Institucional, dejará el poder del estado con más habitantes en México, algo que tiempo atrás era siquiera impensable.
Elecciones en Edomex y Coahuila, preámbulo de 2024
De igual manera, estas elecciones nos dan un panorama de lo que habrá de venir en las presidenciales del 2024, tanto por participación ciudadana, logística, y peso de los partidos políticos.
Ahora, entendemos que inicia una nueva etapa en el Estado de México. Cambios en gabinete, dependencias y formas de gobernar que mantienen a la población a la expectativa.
El problema es que, para bien o para mal, la gente tiene la mirada puesta en lo que hacen o dejan de hacer los gobernantes, pero no con la intención de hacer críticas constructivas o de proponer soluciones, sino con el afán de continuar con una guerra que parece infinita.
Y que conste que no es estar en contra de lo que es una obligación ciudadana, porque nos corresponde pedir cuentas y velar por el bienestar común, pero cuando caemos en idolatrías, y nos cegamos ante lo indefendible, solo aumentamos la polarización, de por sí ya arraigada de unos años para acá.
Aunque a nivel estatal será la primera vez que el PRI quede fuera, el Estado de México ya ha experimentado la alternancia en municipios desde hace mucho tiempo. Los mexiquenses hemos visto pasar todos los colores por los ayuntamientos, ¿y qué pasa al final? encontramos fallas, delitos, promesas sin cumplir y decepciones.
Más allá de nuestros gobernantes, debemos ser ciudadanos ejemplares
Es por eso que, sin importar el partido de nuestra preferencia, es necesario entender que todos están a años luz de ser perfectos y que no hay ni uno solo que no tenga cola que le pisen, por lo que es nuestra responsabilidad dar seguimiento a nuestros gobernantes, con la cabeza fría, entendiendo que dentro del juego de la política, hay muchos intereses y poder.
Además, claro, de contribuir desde nuestro sitio. Porque, ¿no sería mejor hacerle la carga más fácil a las autoridades? ¿Por qué no ser ciudadanos ejemplares que veamos por las necesidades del otro?
De nada sirve que cada tres o seis años un color distinto nos gobierne, y tengamos la esperanza de que él nos va a salvar o nos va a sacar de nuestros apuros, si nosotros, empezando desde lo más elemental como nuestra familia, no somos capaces de apegarnos a un cambio para bien. Si no limpiamos nuestra casa, ¿cómo pedimos que la del vecino esté reluciente?
