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Encapuchados bloquean la entrada de la Facultad de Química de la UNAM; se resisten al retorno a clases presenciales

Bloqueo de encapuchados frustra el regreso a clases en la Facultad de Química UNAM tras cinco semanas de paro. La comunidad exige garantías de seguridad.

La Facultad de Química está polarizada.
La UNAM Química suspendió clases 5 semanas a finales de septiembre de 2025 por amenazas digitales recibidas en correos y redes, en medio de incidentes violentos.|Captura de video
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La reanudación de las actividades académicas presenciales en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se vio abruptamente interrumpida por un acto de protesta.

Tras un periodo de inactividad que se extendió por cinco semanas, la expectativa de que el alumnado recuperara sus espacios de estudio fue desbaratada este martes, cuando un grupo de individuos cubiertos del rostro tomó las instalaciones e impidió el acceso al campus. Esta acción ha exacerbado la polarización y el ambiente de incertidumbre en el interior de la comunidad universitaria.

El clima que impera en la escuela es de profunda inquietud, con un sector significativo del estudiantado que levanta la voz para exigir a las autoridades universitarias la implementación de mayores garantías en materia de seguridad.

Demandan entornos educativos seguros en la UNAM

La demanda por entornos de aprendizaje protegidos y libres de riesgo se ha vuelto la bandera central de un conflicto que no solo afecta el desarrollo del ciclo escolar, sino que también pone de manifiesto la vulnerabilidad que sienten quienes conforman la plantilla. La frustración es palpable entre aquellos que esperaban volver a los salones y laboratorios después de la prolongada pausa.

La interrupción del ciclo lectivo que ahora se intenta retomar tiene su origen a finales del mes de septiembre del año 2025. Fue en esa fecha cuando la Dirección de la Facultad de Química tomó la determinación de suspender por completo las jornadas educativas que requerían presencia física. Esta medida abarcó tanto las sesiones teóricas impartidas en los salones como las actividades prácticas esenciales desarrolladas en los laboratorios, migrando de manera total y obligatoria todas las materias a un esquema de impartición en línea.

La razón primordial que motivó la drástica decisión de mover las clases al formato a distancia fue la recepción de una serie de notificaciones intimidatorias. Estas amenazas fueron enviadas por medios digitales, incluyendo diversos canales de comunicación en redes sociales y a través del correo electrónico institucional, y estaban dirigidas de manera directa a los miembros de la comunidad.

Paro de actividades escolares duró 5 semanas

Este cúmulo de alertas se produjo en un momento en que el ambiente en otros planteles de la máxima casa de estudios ya era de alta volatilidad y preocupación, debido a graves sucesos de violencia. Específicamente, se registra que la tensión se había incrementado significativamente a raíz de incidentes lamentables ocurridos en la Escuela Nacional Preparatoria CCH Sur.

La clausura de las actividades en el campus se mantuvo activa durante un periodo de cinco semanas consecutivas. Dicho lapso representó un desafío logístico y educativo, obligando a docentes y estudiantes a adaptarse a la educación virtual de manera imprevista. El regreso a las actividades presenciales, el cual fue planeado con la intención de normalizar la vida académica, fue recibido con el bloqueo inmediato por parte del grupo de personas encapuchadas.

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La acción del grupo, que optó por cerrar los puntos de ingreso a la escuela, ha avivado las llamas de la discordia. Mientras que una parte de la matrícula busca desesperadamente reanudar su formación, otra facción, representada en la protesta, enfatiza que la reanudación debe estar condicionada a la mejora definitiva de los dispositivos de protección y la revisión de los protocolos de operación interna.

La situación actual, con el plantel físicamente inaccesible y la comunidad dividida, subraya la urgente necesidad de abordar y resolver los profundos conflictos de seguridad que persisten en el entorno de la universidad. El calendario académico continúa supeditado a la resolución de este impase.

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