El 21 de septiembre de 2022, en una carretera entre Arriaga y Tonalá, Chiapas, el cuerpo de Victoria Arreola fue encontrado cerca de una camioneta, en la que también viajaban sus hijos.
Al principio, se investigó como un asalto, pero la realidad es que Vicky murió a causa de nueve puñaladas y un disparo en la cabeza, a manos de Javier Antonio “N”.
A casi tres años de aquel feminicidio, del que fueron testigos su hijos, el caso sigue marcado por la invisibilización, mientras la familia exige la pena máxima.
La mentira del asalto: feminicidio de Victoria Arreola en Chiapas
Al principio, las autoridades y algunas voces intentaron presentar el crimen como un robo violento, una forma de minimizar el asesinato y evitar su reconocimiento.
Familiares recuerdan cómo al llegar al lugar del crimen les dijeron que Vicky ya estaba muerta y que todo se manejaba como un asalto.
El que desmintió esta versión fue el hijo de Vicky, un niño de apenas cuatro años que narró cómo su padrastro, Javier Antonio, presuntamente fue quien acabó con la vida de su madre.
El otro México violento: La realidad del feminicidio invisible
El caso de Victoria es un claro ejemplo del llamado “feminicidio invisible”, un término que describe aquellos crímenes de violencia de género que no se visibilizan o se registran de forma errónea para disminuir la estadística o evadir responsabilidades.
Son mujeres que mueren violentamente, pero sus casos quedan cerrados bajo hipótesis falsas, homicidios sin resolver, como si no hubieran ocurrido.
La invisibilidad no es un fenómeno aislado ni accidental. Según la abogada Guadalupe, especializada en violencia de género y feminicidios, en muchas ocasiones la pobreza también contribuye a que estos crímenes queden en la impunidad.
Por ejemplo, recuerda el caso de otra mujer joven, madre de nueve hijos, asesinada en un motel de Chiapas, cuyo crimen quedó sin esclarecer porque su condición de vulnerabilidad fue ignorada.
Aumentan los años de condena para feminicidas en Chiapas: Hasta 100 años de cárcel
En Chiapas, la corrupción y la falta de atención institucional siguen siendo grandes obstáculos para que la justicia llegue a las víctimas, a pesar de que se aprobó la pena máxima de hasta 100 años para este tipo de delitos.
La hermana de Vicky y su abogada denuncian que las autoridades no han hecho lo suficiente, incluso señalan que hay casos de trata y violencia que son solapados o minimizados por funcionarios, afectando la búsqueda de justicia.
Aunque el agresor de Victoria Arreola está detenido, la familia pide que sea clasificado con el verdadero nombre del delito: feminicidio.
Estadísticas alarmantes de feminicidios en Chiapas
El Observatorio Feminista contra la Violencia a las Mujeres en Chiapas, en su informe de 2024 contabilizó 197 muertes violentas de mujeres, de las cuales al menos 63 se clasificaron como feminicidio.
Mientras que en 2025, las cifras ubican a la entidad en el noveno lugar a nivel nacional de este delito con 13 casos hasta mayo de 2025, cifra que aumentó a 22 en julio.
La lucha por justicia para Vicky continúa no solo como un reclamo por su vida arrebatada, sino también como un símbolo para todas las mujeres víctimas de violencia en Chiapas.