La atmósfera cultural de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara se vio brevemente alterada por una inusual manifestación de desaprobación dirigida a una funcionaria federal. La titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, fue objeto de un notable repudio sonoro por parte de una sección del público asistente durante su participación en un evento de alto perfil.
El suceso tuvo lugar mientras la secretaria Bárcena compartía el escenario con el aclamado intérprete y activista estadounidense Richard Gere. La mesa de diálogo, enmarcada dentro del que es considerado el escaparate literario y artístico más relevante de Hispanoamérica, se desarrollaba con normalidad hasta que la representante del gobierno decidió hacer una referencia directa a la figura de la jefa del Ejecutivo nacional.
📚 Abucheos en la FIL Guadalajara
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) December 5, 2025
Durante la charla con Richard Gere, la secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, afirmó que México estaba orgulloso de su mandataria.
El público reaccionó con sonoros abucheos, obligándola a matizar: "algunos, como yo, sí lo estamos".… pic.twitter.com/1JlBCtw5Zk
La mención de la presidenta detonó de manera inmediata las protestas audibles en la sala. La reacción enfática de la concurrencia obedeció a la clara percepción de que la FIL es, por definición, un foro cultural y no un podio destinado a la discusión o promoción de temas de la agenda política del país. Los asistentes, en su mayoría ligados al ámbito de las letras y el pensamiento, rechazaron que un espacio de estas características fuera utilizado para tales fines.
El contraste entre los participantes acentuó la naturaleza del incidente. Por un lado, se encontraba el actor Gere, cuya presencia se asociaba al mundo del arte y el humanitarismo. Por el otro, la secretaria de Estado, cuya alusión al poder central fue lo que fracturó el ambiente. La inmediata señal de descontento del público sirvió como un claro recordatorio de que, en un encuentro tradicionalmente alejado de las controversias gubernamentales, existe una demanda implícita de mantener una separación estricta entre la cultura y el ámbito de la administración pública.
El hecho de que la funcionaria haya introducido un elemento de política de alto nivel en un espacio concebido para el debate intelectual y artístico provocó una fisura en el desarrollo del evento, demostrando que el público no está dispuesto a tolerar que se desvíe el foco de la celebración cultural hacia temas de índole gubernamental. Aunque el momento fue puntual, encapsuló la tensión que surge cuando se cruzan las fronteras entre estos dos mundos.












