Se cumplen 50 años del ataque en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972

Ocho terroristas secuestraron a once atletas israelís que participaban en los Juegos Olímpicos de Múnich en uno de los hechos más infames en la historia de las Olimpiadas.

Se cumplen 50 años del ataque a los Juegos Olímpicos de Múnich
Se ve una lápida conmemorativa en la casa del equipo israelí, donde comenzó el ataque contra el equipo israelí en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 en el que murieron once israelíes, un policía alemán y cinco de los pistoleros palestinos, en la antigua villa olímpica de Múnich.|LEONHARD FOEGER/REUTERS
Notas
Mundo

Escrito por: Marissa Espinosa Gutiérrez

Transcurría la segunda semana de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972. En la noche del 4 de septiembre, los atletas del equipo olímpico israelí habían estado disfrutando de una salida nocturna por Múnich antes de regresar a la villa olímpica.

La madrugada del 5, vestidos con trajes deportivos y llevando pistolas y granadas en bolsas de deporte, terroristas escalaron la reja de dos metros que rodeaba el complejo. Fueron ayudados por deportistas del equipo estadounidense que desconocían su verdadera identidad y creían que, como ellos, querían acceder furtivamente a sus apartamentos tras una noche de diversión en Múnich.

Hacia las 04:40 del día 5, mientras los deportistas dormían, los ocho miembros del grupo terrorista Septiembre Negro, una facción de la Organización para la Liberación de Palestina, tomaron como rehenes a miembros del equipo olímpico israelí en la villa de atletas mal protegidas.

Fue el comienzo de un enfrentamiento sangriento de 24 horas que comenzó con una lucha entre los hombres armados y los atletas desarmados que intentaron defenderse.

Secuestro de los atletas israelís

El entrenador del equipo de lucha, Moshé Weinberg, fue el primero en enfrentar a los terroristas, que abrieron ligeramente la puerta de su villa. Alertó a otros atletas, de los cuales nueve escaparían.

Weinberg y el luchador Yossef Romano lucharon contra los terroristas, pero murieron en el acto.

Los terroristas tomaron como rehenes a nueve integrantes del equipo olímpico israelí: David Berger, Ze’ev Friedman, Joseph Gutfreund, Eliezer Halfin, André Spitzer, Amitzur Shapira, Kehat Shorr, Mark Slavin y Yakov Springer.

Desde las villas de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, los atacantes exigieron la liberación de 236 palestinos detenidos en prisiones israelíes, así como la de los radicales de la Facción del Ejército Rojo alemán Andreas Baader y Ulrike Meinhof, así como un avión a Oriente Medio.

Intentos de rescate

Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 son recordados por los intentos de rescate fallidos del equipo olímpico israelí luego de negociaciones infructíferas con los terroristas.

El primero fue cuando un escuadrón de 38 miembros de la guardia fronteriza alemana, vestidos con trajes olímpicos y armados, tomaron posiciones en el techo de las villas y los edificios adyacentes.

Debían esperar a oír la palabra Sonnenschein por radio para introducirse en los conductos de ventilación y eliminar a los terroristas. Pero las cámaras de televisión filmaban desde todos los ángulos el acontecimiento y eran transmitidas, por lo que los terroristas vieron en vivo todos los movimientos de los policías por encima de ellos. Finalmente, la orden de atacar nunca llegó.

A las 18:00, los palestinos exigieron ser llevados a Egipto en avión. Las autoridades fingieron estar de acuerdo con la demanda y dos helicópteros militares transportaron a los terroristas y rehenes a la base aérea de Fürstenfeldbruck; los siguieron en un tercer helicóptero. Planeaban un asalto armado en el aeropuerto.

Al llegar al aeropuerto y comprobar que habían sido engañados, los terroristas acribillaron a los rehenes israelís. Al final, 11 miembros del equipo olímpico israelí estaban muertos, así como un oficial de policía alemán y cinco de los pistoleros palestinos. Solo tres de los ochos secuestradores sobrevivieron.

Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 apenas fueron suspendidos durante veinticuatro horas, a pesar de que diferentes personalidades pidieron su cancelación. El entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage, y otros miembros del COI decidieron que los terroristas no podían condicionar la celebración de los juegos con las famosas y polémicas palabras: «Los juegos deben continuar».

Al memorial por los muertos que se celebró en el estadio olímpico asistieron 80,000 espectadores y 3,000 atletas.

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