Congreso CDMX busca tipificar el sicariato como delito, ¿cuál sería la pena?

La Ciudad de México (CDMX) se encuentra en un punto crítico ante una escalada de violencia y ejecuciones que, según los primeros reportes, se caracterizan por múltiples detonaciones y la operación de individuos encapuchados en motocicletas. Ante esto, el Congreso capitalino ha puesto sobre la mesa una iniciativa crucial: tipificar el sicariato como un delito específico en el Código Penal. Esta propuesta surge en un contexto donde la presencia de grupos del crimen organizado en la capital es cada vez más evidente, intensificando una ola de ejecuciones que sacude a la ciudadanía.

La diputada Garza, impulsora de la iniciativa, subraya una carencia fundamental en la legislación actual: “Nuestro Código Penal no prevé de manera adecuada este tipo de conductas delictivas, y por eso creemos que es necesario este cambio para el Código Penal, donde se establezca el sicariato como un delito que tiene que ser castigado”, afirma.

La propuesta busca castigar, con penas elevadas, de 20 a 50 años de prisión, a todos los involucrados en este tipo de crímenes: desde el contratante hasta el ejecutor, pasando por las estructuras del crimen organizado que los respaldan.

Para muchos, esta iniciativa representa un paso necesario para nombrar una realidad innegable. Expertos en seguridad argumentan que “el tema del sicario, incluirlo en el Código Penal, es una iniciativa que tiene que ver con hacer visible un fenómeno que ya se da, pero que en la cultura popular se le denomina sicario de manera coloquial. Pero cuando se le atrapa a alguien, se le atrapa por homicida o se le atrapa por otros cargos, no por el sicariato”.

La lógica es clara: lo que no se nombra, no existe legalmente, dificultando una persecución y sanción efectiva de estos crímenes.

Un sector de especialistas, con una postura más conservadora, advierte que la tipificación del sicariato podría interpretarse como un reconocimiento del fracaso del Estado en la prevención del delito. Sus argumentos se centran en tres puntos clave:

• Visibilización institucional: Implicaría oficializar la existencia de un fenómeno que el Estado debería haber prevenido.
• Creación de una categoría discriminatoria: Podría llevar a la estigmatización de la juventud, asociándola a un estereotipo.
• Innecesario en la legislación occidental: “No se requiere en ninguna parte del mundo occidental, al menos, establecer el concepto sicariato o el concepto sicario como categoría especial”, señalan, argumentando que los delitos ya son cubiertos por figuras como el homicidio.