La tensión en Europa alcanza nuevos niveles tras la incursión de aviones rusos en el espacio aéreo de Estonia, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El pasado viernes, tres MIG-31 rusos sobrevolaron territorio estonio durante 12 minutos, provocando una respuesta inmediata de la Alianza Atlántica.
La OTAN no tardó en actuar, desplegando cazas franceses para interceptar y expulsar a los intrusos. Este incidente se suma a una serie de provocaciones recientes, incluyendo el sobrevuelo de drones rusos en Polonia el 10 de septiembre, que puso en alerta máxima a los aliados.Mientras Rusia niega haber violado el espacio aéreo, insistiendo en que sus vuelos cumplen con las normas internacionales, la OTAN ha lanzado la Operación Centinela del Oriente.
Esta iniciativa refuerza la defensa del flanco oriental con el despliegue de aviones de combate en Polonia y el Báltico.El primer ministro polaco ha expresado sus dudas sobre la naturaleza accidental de estos incidentes, mientras que Estonia ha solicitado consultas urgentes con la OTAN para evaluar posibles respuestas militares.
Estos eventos ocurren en un contexto de creciente tensión, con la guerra en Ucrania como telón de fondo y las relaciones entre Moscú y la OTAN en su punto más bajo.
Analistas sugieren que Rusia busca dividir a la alianza y agotar los recursos militares de sus miembros.La comunidad internacional observa con preocupación, mientras la diplomacia trabaja contrarreloj para evitar una escalada que podría tener consecuencias devastadoras para la estabilidad global.