Kunno y Alfredo Adame incursionaron en la moda de enviar mensajes personalizados, acercándose a sus seguidores de una manera directa y entretenida. Sin embargo, su participación no pasó desapercibida. Ambos famosos también ocasionaron un revuelo entre el público y los medios, generando curiosidad y debate debido al precio que cada uno pide por estos videos, convirtiendo su propuesta en tema de conversación. ¿Quién cobra más?
Si bien ambos personajes tienen una gran cantidad de fans, las diferencias del costo entre ellos son notables. Kunno, famoso por su estilo juvenil y vibrante, ofrece estos saludos por $100 USD (unos $1,800 pesos), posicionándose en un segmento más exclusivo. Sus videos se destacan por ser alegres, expresivos y llenos de energía positiva.
Por su parte, Alfredo Adame adopta un enfoque diferente. Conocido por su carácter polémico, sus saludos incluyen humor irreverente y, en ocasiones, palabras fuertes.
Con un costo de $40 USD (alrededor de $740 pesos), busca atraer a un público más amplio, principalmente jóvenes que disfrutan de un toque de sarcasmo y diversión en los mensajes.
La diferencia en sus tarifas refleja no solo sus estilos y audiencias, sino también sus estrategias de posicionamiento en el mercado de los saludos personalizados.
Mientras Kunno apunta a quienes valoran la exclusividad, Adame se dirige a quienes buscan entretenimiento con un toque irreverente, manteniendo precios más accesibles para un mayor número de seguidores.
¿Por qué causaron polémica los saludos de Kunno y Alfredo Adame?
La polémica por los saludos de Kunno y Alfredo Adame surgió cuando los seguidores descubrieron que recibir un mensaje personalizado de estas celebridades tenía un costo considerable.

Más allá del precio, muchos hacen comentarios sobre si vale la pena pagar por un mensaje que, aunque cercano, es breve y no siempre garantiza interacción directa.
Otro factor que encendió la discusión fue la personalidad de cada uno: el influencer ofrece saludos con un toque divertido e irreverente tal cual es su personalidad, mientras que el actor suele enfocarse en causar más impacto y recurrir a su lado más ácido.

Esta diferencia generó comparaciones y opiniones encontradas sobre cuál de los dos brinda un “mayor valor” por su tarifa.