Aunque Harry ha mostrado disposición para limar asperezas con su hermano, la posibilidad de un reencuentro fraternal parece cada vez más lejana. Analistas de la realeza británica sostienen que el Príncipe William no está dispuesto a ceder, y el principal motivo sería la influencia de Meghan Markle, cuya presencia genera fuertes recelos dentro de la familia real.
Hilary Fordwich, especialista en la monarquía, explicó que la desconfianza hacia la duquesa de Sussex se ha mantenido firme a lo largo de los años. El temor de que cualquier conversación privada termine filtrándose a medios o proyectos comerciales sería uno de los factores más determinantes para la negativa del heredero al trono.
Meghan, en el centro de las tensiones
La editora en jefe de una revista inglesa especializada en la realeza, coincidió con este diagnóstico y fue más allá, señalando a Meghan como la responsable directa del distanciamiento entre los príncipes. Según ella, gran parte de la familia real percibe a la exactriz como una figura dañina para la institución y, por lo tanto, difícil de integrar en el círculo cercano.
Otro punto que alimenta la desconfianza es la compleja relación de Meghan con su propia familia. También recordó que ni Thomas Markle, padre de la duquesa, ha conocido a sus nietos, Archie y Lilibet, lo que refuerza la idea de un patrón de aislamiento.
Harry busca acercarse, William se mantiene firme
A pesar de estas tensiones, Harry ha intentado tender puentes. En julio compartió su agenda oficial para evitar coincidencias mediáticas con la Casa Real, como una señal de buena voluntad. No obstante, el Príncipe William no se ha mostrado receptivo.
Desde que los Sussex renunciaron a sus deberes reales en 2020, las polémicas no han dejado de crecer: entrevistas, documentales y un libro explosivo han marcado un quiebre difícil de reparar. Aunque Harry ha expresado su deseo de reconciliación, admite que el perdón puede no llegar nunca, una percepción que, por ahora, parece tener razón.