A Rosario se le cae la cara de vergüenza por lo que hizo su hijo José: meterse con la media hermana de su mujer. Ahora, es justo que él pague por sus malas decisiones y que ni crea que sacará de su casa a su nuera y a sus nietos. Mientras su nuera es una trabajadora, la amante es una vividora. Para Rosario, el que se debe ir de la casa es su hijo, por infiel.