Lo que debería ser un área de conservación natural, crucial para el equilibrio ecológico del Valle de México, se está convirtiendo en un laberinto de calles improvisadas y casas a medio construir. Estamos hablando de un asentamiento ilegal masivo, una “mancha urbana” que crece sin control en el Vaso Regulador “El Caracol” y la zona conocida como “La Oreja”.
Lo que comenzó como una “mancha urbana” hoy se ha consolidado en una problemática ambiental y social de gran magnitud. Habitantes de Atenco, uno de los municipios afectados, estiman que la invasión ya cubre alrededor de 40 hectáreas en el Vaso Regulador “El Caracol”, con aproximadamente 100 casas. A esta cifra se suman otras 150 viviendas en 80 hectáreas de “La Oreja”.
Este fenómeno, descrito por algunos como un “plan hormiga”, se ha desarrollado de manera sistemática, aprovechando la falta de supervisión. La invasión no solo representa una violación de la ley, sino también una seria amenaza para el Área de Protección de Recursos Naturales Lago de Texcoco, un sitio vital para la mitigación de inundaciones en la Ciudad de México (CDMX) y su área metropolitana.
¿Quiénes están detrás de la invasión de terrenos en el Lago de Texcoco?
Aunque la responsabilidad oficial aún no se ha esclarecido, los pobladores de la zona señalan a diversos actores. Se acusa a sindicatos de empresas que trabajaron en la fallida construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y a grupos invasores organizados, como “USON” y “25 de Marzo”. Estos grupos habrían orquestado la venta de los terrenos, aprovechándose de la necesidad de vivienda y la aparente inacción de las autoridades.
Lo que más llama la atención es la pasividad de los gobiernos locales y federales frente a este problema. A pesar de las denuncias que datan de hace al menos cuatro años, tanto el Gobierno del Estado de México como los municipios de Ecatepec y Atenco no han logrado detener el crecimiento de este asentamiento irregular. Tampoco la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) se ha pronunciado públicamente, a pesar de que el área está bajo su jurisdicción.
Sin embargo, a finales de julio, la CONANP notificó a los invasores que deben abandonar el lugar, recordándoles que están asentados en una zona de conservación que cumple una función vital de filtración y regulación de agua para el Valle de México.
La situación es crítica. El avance de la urbanización en esta zona pone en riesgo la función ecológica del lago, aumentando el riesgo de inundaciones en una de las áreas más densamente pobladas del país. Además, quienes fueron “engañados” por los presuntos líderes invasores se enfrentan a la posibilidad de perder su patrimonio y ser desalojados sin previo aviso.