En Michoacán, la comunidad purépecha de Santa Fe de la Laguna, en el municipio de Quiroga, vivió una de las jornadas más tensas del año luego de un operativo fallido para capturar a un presunto criminal.

Debido a los enfrentamientos, una joven de 21 años murió luego de ser alcanzada por una bala, a pesar de que ella nada tenía que ver con el ataque armado.

¿Qué ocurrió en Santa Fe de la Laguna?

Decenas de hombres, mujeres y menores caminaban por una carretera de Santa Fe de la Laguna para exigir, una vez más, la restitución de sus tierras comunales.

Se trataba de una protesta pacífica, ajena completamente al operativo que ocurría en otra zona del estado para capturar a Ángel Chávez Ponce, alias “El Camaleón”, presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y señalado por su actividad criminal en la región lacustre de Michoacán.

Joven muere por una bala perdida durante fuego cruzado en Quiroga, Michoacán

De acuerdo con los primeros reportes, elementos federales ubicaron a “El Camaleón” y a su círculo cercano. Dos de sus presuntos cómplices murieron en el enfrentamiento, pero el líder criminal logró escapar.

En venganza, los delincuentes robaron vehículos, bloquearon caminos y prendieron fuego en al menos ocho puntos carreteros que conectan con Jalisco y Guanajuato, dejando en medio del ataque a los manifestantes.

Protesta quedó en medio del fuego cruzado en Michoacán

En plena fuga, los criminales se toparon con la manifestación purépecha. Los kuarichas, policías comunales de la región, intentaron contener la agresión, pero una de las balas impactó a Rosana Valentina, una joven de 21 años que marchaba junto a su comunidad.

El proyectil le perforó la pelvis y, pese a que fue trasladada de inmediato a un hospital, murió horas después por la gravedad de la herida.

Su muerte desató indignación y dolor, por lo que autoridades investigan si elementos de seguridad incurrieron en algún acto indebido.

La muerte de Rosana Valentina es solo la punta del iceberg de la violencia que se vive en Michoacán, donde las familias permanecen en constante riesgo mientras las disputas criminales avanzan sobre territorio indígena.

Michoacán se desangra entre el crimen organizado y la inacción del Estado