Era un referente internacional en la medicina de rehabilitación, pero en su interior esconde instalaciones en mal estado y denuncias por corrupción. Es la realidad que se vive en el Instituto Nacional de Rehabilitación.
“Estamos hablando desde hostigamientos, acoso laboral, desviación de recursos, licitaciones sin cumplir los requisitos de formalidad conforme a las leyes respectivas”, señaló Armin Rodríguez, abogado laboralista.
Trabajadores ‘fantasma’ dentro de la nómina del Instituto Nacional de Rehabilitación
El pasado 26 de junio, el personal denunció ante el Órgano Interno de Control de la Secretaría de Salud presuntos pagos a personas que no acuden regularmente a trabajar o que ya renunciaron.
“Tampoco está en comisión. Para estar en comisión sindical, tienes que pertenecer al sindicato, tienes que estar en la plantilla del sindicato; él jamás ha estado en las plantillas del sindicato”, declaró Jorge Espinal, apoyo administrativo en el Instituto Nacional de Rehabilitación.
Personal del Instituto Nacional de Rehabilitación, sin el perfil correcto
Aseguran que la administración está a cargo de personas que no cumplen con el perfil académico. Según la Secretaría de Salud, el director de Administración del Instituto Nacional de Rehabilitación debe tener diez años de experiencia en recursos humanos, materiales y financieros.
En cambio, Humberto Moheno Diez es abogado. El subdirector de Planeación, José Francisco Cruz Ángeles, es bibliotecario. Mientras que Joel Sánchez Vacío, subdirector de Recursos Financieros, no cuenta con licenciatura.
“Hay muchos médicos que tienen especialidad en administración de hospitales. Creo que hay muchas opciones como para haber dado el cargo a un licenciado en Derecho”, expresó Martín Padilla, enfermero del Instituto Nacional de Rehabilitación.
Acoso laboral y renuncias obligadas en el Instituto Nacional de Rehabilitación
Denunciar estas irregularidades provocó que algunos médicos fueran víctimas de acoso laboral y obligados a firmar su renuncia.
“Siempre, siempre el más afectado es el paciente. ¿Por qué? Porque nos empezamos a quedar sin médicos que queramos ir a trabajar ahí”, explicó Erik Agustín Márquez, cirujano plástico.
Por si fuera poco, los baños están en pésimo estado y el tanque terapéutico del hospital tiene un año sin funcionar.












