La conmemoración del Día Nacional del Médico, que se celebra este jueves 23 de octubre, encuentra a los profesionales de la salud inmersos en un profundo y constante desafío. Aquellos que fueron aclamados como héroes durante la crisis sanitaria mundial han sido obligados a abandonar los hospitales y centros de atención para tomar las calles, protestando no solo por sus derechos, sino por la posibilidad de seguir ejerciendo su labor esencial.

El panorama que enfrentan está marcado por la precariedad: edificaciones sanitarias en estado ruinoso, una grave escasez de materiales de trabajo y el incumplimiento en el pago de sus remuneraciones.

Médicos protestan por condiciones precarias y falta de recursos en el sistema de salud

Con 346 mil médicos generales y especialistas registrados en el país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la voz de este sector se ha elevado con una sola exigencia: dignidad y las condiciones mínimas necesarias para preservar la vida de sus pacientes.

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El compromiso con la vocación profesional permanece inalterable, tal como lo expresó la anestesióloga Belén Benítez. Ella afirmó que su única petición en las manifestaciones es que se garantice una atención de alta calidad para todos los usuarios del sistema de salud. Sin embargo, esta dedicación choca con la realidad operativa.

A pesar de ser considerados “héroes”, enfrentan agresiones e inestabilidad económica

Un facultativo del Hospital Adolfo López Mateos, que prefirió mantener el anonimato, compartió su frustración, haciendo un llamado a la sociedad para que se una al reclamo ante el gobierno federal.

El médico lamentó que, a pesar de las promesas de un sistema de salud comparable al de naciones desarrolladas, la situación actual dista mucho de ser ideal. Las fallas son cotidianas e impactan directamente la atención, pues, como señaló, equipos fundamentales como las bombas de infusión y las tomas de oxígeno se encuentran frecuentemente descompuestos.

La infraestructura hospitalaria también sufre una severa falta de conservación. Un doctor del Hospital General de Zamora, Michoacán, relató que áreas cruciales como la zona de toco-cirugía y pediatría han experimentado desplomes de plafones provocados por las lluvias, debido a la insuficiente inversión en mantenimiento.

La infraestructura hospitalaria deteriorada impacta directamente en la atención médica a pacientes

Estas carencias físicas y materiales han impulsado a miles de trabajadores, sin importar si pertenecen a sistemas de salud públicos o privados, a unirse a protestas masivas a lo largo del territorio. La demanda de “no más mentiras” y la necesidad de insumos se ha transformado en un clamor habitual en la capital mexicana, invadiendo arterias viales primarias como Paseo de la Reforma, Periférico, Insurgentes y la Carretera Picacho-Ajusco en lo que va del año 2025.

El movimiento se extiende más allá del centro del país. Profesionales de la salud provenientes de estados como Puebla y Guerrero han viajado para denunciar la deficiencia en las regiones más remotas.

Médicos han sido agredidos durante protestas por mejoras en el sistema de salud

El cirujano Honorio Tapia, oriundo de Guerrero, ejemplificó la grave situación al señalar que un fármaco tan esencial como la ampicilina ha estado prácticamente ausente en el abasto por un lapso de una década. Pese a que solo solicitan mejoras operacionales, la respuesta que han recibido ha sido, en ocasiones, violenta.

En más de una manifestación, la policía capitalina ha procedido a dispersarlos por la fuerza, tratándolos como si fueran criminales. La médica Laura López, de Zacatecas, denunció agresiones físicas, relatando que fue jalada hasta el punto de ser derribada y arrastrada.

A las agresiones físicas se suma el grave impacto psicológico causado por la inestabilidad económica. La ausencia de pagos recurrentemente ha comenzado a mermar la salud mental de los profesionales.

La doctora Olga Ahumada, de Veracruz, compartió su desesperación al afirmar que las carencias económicas la han llevado a la protesta, pues ya no cuenta con los ingresos mínimos necesarios para subsistir. Esta es la dura realidad de ejercer la medicina en el México de hoy. A pesar de la profunda crisis que atraviesa el sector, su profesionalismo se mantiene, y continúan luchando cada día por salvar vidas con los escasos recursos de que disponen.