En un movimiento que ha desatado una ola de críticas desde la oposición, el gobierno de México, encabezado por la presidenta actual, ha nombrado a Pablo Gómez como nuevo comisionado para conducir la Reforma Electoral. Su designación ha generado controversia no solo por el momento político en el que se da, sino por el perfil del personaje que durante decadas ha vivido del presupuesto.
El arquitecto de la nueva reforma: ¿un perfil adecuado o una figura reciclada?
Pablo Gómez, veterano de la izquierda mexicana, ha sido integrante del Comité Central del Partido Comunista Mexicano, líder del Partido Socialista Unificado de México, fundador del Partido Mexicano Socialista y miembro fundador del extinto PRD. Su historia política ha estado siempre ligada a la ideología de izquierda, aunque también ha sido duramente cuestionado por vivir del presupuesto a lo largo de varias décadas.
Ha ocupado cargos como diputado federal por la vía plurinominal en cinco ocasiones y senador una vez más, siempre a través de mecanismos que no requieren el voto directo de los ciudadanos. De hecho, solo se ha postulado una vez a elección popular y no logró el triunfo.
¿Quién es Pablo Gómez y su papel en la reforma electoral?
En 2021, fue nombrado titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, cargo al que llegó tras perder la elección. Sin embargo, tras su salida del organismo, críticos del PAN, como Federico Döring, celebraron su partida. “Qué bueno que finalmente se largó Pablo Gómez de la UIF, nunca tuvo el perfil para ocupar ese cargo”, declaró el diputado.
Ahora, con este nuevo encargo, se le encomienda realizar un diagnóstico integral del sistema electoral mexicano y del modelo de partidos. Según versiones de la oposición, será el encargado de diseñar una “ley a la medida de Morena”.
Reacciones de la oposición: un golpe a la democracia
Diversos actores del PAN han alzado la voz ante esta decisión. Marko Cortés, senador por ese partido, declaró: “Lamentablemente con todo lo que hemos visto y con el personaje que han puesto a cargo como es Pablo Gómez, el augurio es muy negativo y parecerá que es una reforma para evitar tener cualquier tipo de contrapeso, buscando tener partidos de oposición completamente controlados y sometidos desde el propio régimen”.
Por su parte, Döring añadió: “Lástima que ahora llevará su rencor, su odio y su resentimiento a tratar de dinamitar lo que queda de democracia en México”.
¿Una reforma electoral con riesgo de regresión democrática?
Para la oposición, la reforma electoral que ahora plantea el oficialismo representa un riesgo estructural al sistema de representación proporcional, y pone en entredicho los avances democráticos del país. Algunos analistas comparan esta ruta con modelos autoritarios como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua, donde un solo partido controla todas las estructuras de poder.
La discusión apenas comienza, pero el debate sobre quién debe encabezar cambios estructurales como la Reforma Electoral —y si ese perfil encarna o no los valores democráticos— ya está instalado.