Durante los años en que Adán Augusto López y La Barredora ejercieron influencia en Tabasco, no solo aumentaron el robo de combustible, el narcotráfico y las extorsiones: también se disparó el robo de ganado en la región.
Familias que habían invertido décadas en su patrimonio se convirtieron en víctimas de delitos cometidos presuntamente con la complicidad de autoridades locales.
Denuncias de víctimas: vacas aseguradas sin orden judicial
Marianela Lezama, abogada y víctima de este tipo de delitos, asegura que su familia sufrió directamente el robo de ganado a manos de funcionarios y servidores públicos de la Fiscalía de Tabasco en abril de 2021.
Año en que el cartel de La Barredora controlaba gran parte de la criminalidad en el estado, y actuaba presuntamente bajo las faldas de las autoridades.
“Tenemos al fiscal de abigeato, al jefe de la policía ministerial… personas que, a nuestro entender, lo que hicieron fue disfrazar de diligencia ministerial un robo de vacas”, declaró Marianela.
Según los afectados, la policía aseguró de manera ilegal 372 animales, acusándolos falsamente de abigeato (robo de animales) sin contar con ninguna orden judicial.
Gracias a un juicio de amparo, lograron que un juez ordenara la devolución de sus vacas, pero tras casi dos años de trabas solo recuperaron 90.
Reclamo por la devolución completa del ganado
Julio César Lezama, también víctima, enfatizó que siguen insistiendo para recuperar el resto de sus animales y la producción que generaban:
“Seguimos insistiendo ante las autoridades para que se nos devuelva el resto del ganado con todo lo que es su producción”.
A pesar del avance parcial, el caso ha enfrentado nuevos obstáculos, ya que el caso está en manos de la jueza primero de distrito Sandra Adriana Carbajal Díaz, electa en junio pasado, quien intentó dar carpetazo al asunto desde el inicio.
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Corrupción al más alto nivel en Tabasco
Investigaciones periodísticas indican que este caso involucra autoridades de alto nivel de la Fiscalía General de Tabasco.
Algunos jefes de policía declararon que solo seguían órdenes, y que una de ellas provino del Fiscal General del Estado en el sexenio pasado, Nicolás Bautista Ovando.
El rancho de los Lezama, ubicado en los límites de Tabasco y Campeche, se convirtió en un blanco fácil durante un periodo en el que el robo de ganado creció notablemente, coincidiendo con la creación del llamado cartel de La Barredora.
La corrupción y la impunidad afectaron familias dedicadas al campo, dejando secuelas difíciles de reparar, mientras las autoridades solo pueden negar sus nexos criminales, sin que nadie los acuse.












