La desigualdad laboral es un fenómeno que sigue presente y es una manifestación clara de violencia de género contra las mujeres en los ámbitos profesionales. Si bien existen diversas formas de manifestar dicha desigualdad, particularmente en el ámbito organizacional existen dos fenómenos denominados “techo de cristal” y “suelo pegajoso”, ambos se refieren a los diversos obstáculos que enfrentan las mujeres en su desarrollo organizacional.
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Por otro lado, la discriminación por embarazo sigue siendo un obstáculo en el desarrollo profesional de las mujeres. A pesar de que la legislación mexicana ha trabajado por defender los derechos laborales de las mujeres, las prácticas discriminatorias siguen, impidiendo que accedan a mejores posiciones, manteniendo una brecha de desigualdad entre hombres y mujeres en distintas áreas o esferas.
La Reforma Laboral actual incluye la obligación de los centros de trabajo para la prevención de diversos factores de riesgo incluida la violencia laboral. Ahora las empresas deben contar con protocolos para erradicar la discriminación y violencia por razones de género. Así como la reforma constitucional relativa a la paridad de género que permitirá “garantizar” la ocupación del 50% por mujeres en los puestos de representación popular, contribuyendo a la igualdad, no discriminación e inclusión.
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Uno de los motivos que lleva a más mujeres en búsqueda de la autonomía financiera a través de negocios propios o emprendimientos, es la dificultad de empatar horarios laborales con la crianza y el cuidado del hogar (un trabajo no remunerado que llega a ser una doble jornada laboral).
Además, la autonomía financiera es fundamental, para lograr el pleno ejercicio de sus derechos humanos tales como: a) derecho a decidir sobre su vida, b) derecho a la educación, c) derechos sexuales y reproductivos, d) derechos educativos, e) derechos patrimoniales y, f) derecho a vivir una vida libre de violencia.
¿Cuáles son sus causas?
Existen diversas causas que motivan la falta de autonomía económica en las mujeres, todas ellas relacionadas con un sistema de desigualdad, que ubica a los hombres en una posición superior con relación a las mujeres. Dada esta relación desigual entre géneros, la mujer participa en desventaja en la vida económica y financiera del país, causada entre otras razones, por violencia de género; características del mercado de trabajo; un plano relegado en donde las mujeres se dedican a trabajos no remunerados; el tiempo; y la pobreza.
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¿Cómo se previene?
Para la organización civil Oxfam, quienes impulsan el empoderamiento económico de las mujeres, es indispensable corregir el modelo neoliberal que ha profundizado las desigualdades de género que alimenta la desigualdad económica entre hombres y mujeres.
Por ello, Oxfam propone alentar una economía humana que beneficie tanto a mujeres como hombres, con empleos de calidad para las mujeres y mejor remunerados. En adición, es importante promover una distribución más justa de las cargas de trabajo entre hombres y mujeres, lo cual solo puede lograrse cambiando la estructura que establece desde la cultura, roles de género y división sexual del trabajo.
