Las consecuencias físicas para los sobrevivientes de la explosión en Iztapalapa son brutales, según explican los expertos. Aunque a la mayoría de las víctimas se les vio vivas y conscientes, o incluso sin quejas ante heridas aparatosas, el cirujano plástico Carlos Ruiz explica que la ausencia de dolor se debe a que las terminaciones nerviosas han quedado completamente dañadas o quemadas, impidiendo la sensación de dolor.
La Regla de los 9 de Wallace y la clasificación de las quemaduras
La razón por la que muchos no sobreviven puede explicarse a través de la Regla de los 9 de Wallace, un método para calcular el porcentaje del área corporal quemada. De acuerdo con esta regla, la cabeza y la cara equivalen a nueve por ciento, cada brazo también a nueve, cada pierna a dieciocho, el frente del tórax a dieciocho y la espalda a dieciocho por ciento. Mientras mayor sea la superficie del cuerpo con quemaduras y más profunda sea la lesión, el pronóstico es peor.
Existen cuatro clasificaciones para las quemaduras: el primer grado, que es una simple piel rojiza por el sol; el segundo grado, que se divide en superficial, con ampollas, y profundo, el cual afecta las capas de la piel y hace que la zona se torne blanquecina.
Por qué no usar remedios caseros en quemaduras
Las víctimas que sufren un daño de segundo grado profundo tienen altas probabilidades de que su vida esté en peligro. En tercer grado, la lesión afecta todo el grosor de la piel. El cuarto grado se da cuando el daño alcanza el músculo y puede llegar incluso al hueso.
Cuando se presenta este tipo de tragedia, es vital no aplicar ningún remedio casero. La razón es que el cuerpo de una persona con quemaduras graves empieza a perder una cantidad enorme de líquidos. La piel deja de ser impermeable, provocando una severa deshidratación. Lo primero que se debe hacer es bajar la temperatura de la piel, ya que esta se calienta tanto que el daño podría seguir avanzando.
Complicaciones y tratamiento a largo plazo por quemaduras
A partir de las lesiones de segundo grado, el paciente se vuelve muy vulnerable a múltiples complicaciones, entre las que se encuentran la infección generalizada, la insuficiencia de órganos, la deshidratación grave y la inmunosupresión. Las víctimas pueden sufrir un shock hipovolémico a causa de la pérdida de líquidos, lo que podría llevarlas a la muerte.
Quienes logran sobrevivir a este tipo de incidentes pueden requerir tratamiento médico durante los próximos diez o quince años. Su vida nunca vuelve a ser la misma, por lo que el apoyo incondicional de su familia se vuelve fundamental.