En un acto de inmensa valentía, Fernanda Alemón ha decidido romper el silencio y exponer públicamente el calvario que ha vivido a manos de su exmarido. Su historia, que ha sido ignorada por las autoridades, es un sombrío recordatorio de la persistente impunidad que enfrentan las víctimas de violencia en el país.
Fernanda Alemón expone el calvario de violencia que vivió a manos de su exmarido
El pasado 12 de marzo, Fernanda presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, pero desde entonces, la protección que tanto necesita ha brillado por su ausencia, dejándola a merced de un hombre que, además de agredirla, ha extendido sus amenazas a sus propios familiares y a sus representantes legales.
Fernanda confiesa que el miedo es su compañero constante, no solo por su propia integridad, sino por la de sus hijas. Su decisión de hacer público su caso nace de la desesperada necesidad de encontrar justicia y de convertirse en una voz para las innumerables mujeres que, como ella, viven en un círculo de terror. La violencia, relata, no es algo nuevo en su vida.
Comenzó con violencia psicológica y culminó con agresiones físicas
Desde el inicio de su matrimonio, la agresión psicológica fue una constante, escalando gradualmente hasta volverse física. Este ciclo de intimidación, caracterizado por una espiral de amenazas y ataques, la sumergió en una pesadilla donde la sensación de vulnerabilidad es abrumadora. La incertidumbre sobre lo que podría pasar en cualquier momento y la paranoia de ser vigilada la han llevado a un estado de alerta permanente.
La gravedad de la situación quedó expuesta en un video que se ha difundido ampliamente en redes sociales, donde se documenta un ataque directo en su contra. A pesar de que un guardia de seguridad presenció la agresión, este no intervino, lo que Fernanda atribuye al miedo que el agresor infunde en quienes lo rodean.
Pese a evidencia en imágenes, no ha recibido justicia
Ante la inacción de las autoridades, a pesar de las pruebas fotográficas de sus lesiones que ha presentado, la víctima se siente desamparada. Ella explica que la burocracia y la sobrecarga de trabajo en las dependencias judiciales contribuyen a que los casos se estanquen, una frustración que la llevó a buscar visibilidad mediática con la esperanza de que su caso avance.
La táctica del agresor, según el testimonio de Fernanda, es la manipulación y la presión. Él ha intentado sabotear su proceso legal denunciando a sus abogadas, buscando así que estas abandonen el caso.
Del mismo modo, ha acosado a su familia con llamadas y mensajes, recriminándoles por darle apoyo. A pesar de contar con órdenes de protección, las medidas han sido insuficientes para frenar a su expareja, quien ha sido visto rondando su domicilio y ha continuado haciendo llamadas amenazantes a ella y a las personas que la asisten.
El camino de Fernanda ha sido un viaje de dolor y aprendizaje. A pesar del miedo, encontró la fuerza para difundir el material audiovisual del ataque.