Es probable que para 2075 la tecnología sea mucho más desarrollada de lo que lo está ahora, lo que inevitablemente propiciará que la apariencia de las grandes metrópolis comience a transformarse a medida de sus avances. En la Ciudad de México (CDMX), por ejemplo, el Ángel de la Independencia es uno de los monumentos que podrían experimentar cambios en su apariencia para el futuro, pero sin perder su esencia original.
Durante este lapso, un tema que quizá acaparará la atención, será el cambio climático, cómo frenarlo y qué hacer en la cotidianeidad para aminorar sus estragos. Precisamente, uno de los cambios principales que podrían presentarse, según la Inteligencia Artificial (IA) de Gemini, sería la implementación de métodos en esta escultura que creen consciencia sobre el medio ambiente.

Por lo que una opción es que se adapte la columna con un jardín vertical hidropónico, que además de embellecer este monumento, lo vuelva interactivo y sostenible.
Tal como indican las estimaciones de esta herramienta de inteligencia artificial, también podría incorporarse una fuente que transmita el mensaje de conexión con la naturaleza.
¿Qué impacto tendría la transformación del Ángel de la Independencia en 50 años?
El Ángel de la Independencia adquirirá mayor relevancia de la que actualmente tiene, siendo un punto de encuentro para los habitantes. Sin embargo, estas predicciones sobre la transformación, solo serán factibles si los gobiernos que estén al frente en 50 años, le dan la importancia necesaria a estos temas.
¿Cuáles son los secretos que oculta el Ángel de la Independencia?
¿Cuál es la historia del Ángel de la Independencia?
El Ángel de la Independencia se inauguró en el año 1910 con motivo del Centenario del Inicio de la Guerra de Independencia de México, de acuerdo con la Secretaría de Cultura. El encargado de la develación de esta escultura, que tiempo después se convertiría en uno de los sitios con mayor relevancia en la CDMX, fue Porfirio Díaz, entonces presidente de la nación.

La inspiración central de la Victoria Alada, nombre inicial que se le dio, es Niké de Samotracia, la diosa de la victoria, cuyo monumento principal está en el Museo de Louvre.
Además de esta referencia para la silueta, el arquitecto Antonio Rivas Mercado incluyó el rostro de una mujer con un gorro frigio que evoca la libertad.