El caso de Alejandro Garín, joven de Guadalajara, Jalisco, cuya muerte ocurrió apenas 36 horas después de ingresar a una clínica de control y manejo de adicciones, ha encendido alarmas sobre la seguridad y protocolos de estos espacios.

Necropsia revela golpes y signos de asfixia en Alejandro Garín

Alejandro fue internado el 6 de julio; según las primeras versiones de la clínica y autoridades, su fallecimiento se atribuyó a un infarto o una caída, pero la necropcia oficial reveló múltiples golpes, fracturas y signos de asfixia, generando preocupación y cuestionamientos sobre la atención en el centro.

En entrevista en Hechos AM con Otoniel Martínez, Vaitiare Mateos y Leo Arriaga, su madre, Georgina Velasco, relató con detalle los momentos posteriores a la tragedia.

“El día 8 me llaman para decirme que se les había complicado un poco, que a mi hijo le había dado un infarto y que estaba en la Cruz Roja”, explicó.

“Les digo que es muy extraño, porque previamente se le había hecho un electrocardiograma porque él nos decía que pensaba que le daría un infarto. Yo fui directamente a la Cruz Roja y donde se hizo el estudio salió bien. Este estudio lo entregué directamente a la clínica para constatar que él iba bien del corazón”, añadió.

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El relato de Georgina muestra una serie de irregularidades en la entrega del cuerpo: su esposo fue interrogado durante más de dos horas, mientras ella permanecía afuera sin poder ver el cuerpo de su hijo.

“Cuando por fin me dejaron entrar, vi que tenía la cabeza abierta, los ojos hinchados de sangre, piel amoratada, dientes quebrados y señales de ahorcamiento. No me permitieron tocarlo ni despedirme”, narró.

Irregularidades y presunto maltrato en clínica de Guadalajara

A la familia se le presentó un documento que los obligaron a firmar donde se aseguraba que Alejandro tenía enfermedades como VIH, hepatitis C y diabetes, además de un comportamiento agresivo, hecho que Velasco cuestiona: “Mi esposo vio la fotografía y dijo: ‘Mi hijo no fue entregado así'. No hubo detenciones, ni respuestas claras de la clínica ni de las autoridades”, afirmó.

El caso ha puesto en evidencia que la clínica Redescúbrete, donde Alejandro estuvo internado, continúa operando de manera normal. Según Velasco, no hay reseñas confiables, documentación clara sobre licencias sanitarias ni información transparente sobre costos. Denunció sobrecupo de pacientes y traslados de internos la misma noche de la muerte de su hijo, lo que podría indicar intentos de evadir responsabilidades.

“Al ingresar, nos sentimos confiados por las oficinas con diplomas y certificaciones. Pero al verificar con el SMA, nos informaron que estas revisiones no son suficientes para garantizar seguridad, y que si los manuales no se cumplen, los responsables no pueden cerrar el centro”, señaló Georgina Velasco.

Actualmente, la familia ha solicitado audiencia con el Fiscal de Jalisco y mantiene seguimiento de la investigación, con la intención de crear un precedente para otras familias. “Esta lucha no es sólo por Alejandro, sino para evidenciar y lograr justicia para todos los internos que podrían estar en riesgo”, añadió.

El caso ha generado alerta en la opinión pública sobre la supervisión de clínicas de adicciones en Jalisco, cuestionando la eficacia de certificaciones y protocolos frente a incidentes graves como golpes, asfixia y posible negligencia.

Autoridades y especialistas coinciden en la necesidad de fortalecer controles, transparentar licencias sanitarias y protocolos de emergencia, así como garantizar que los familiares puedan acceder de inmediato a la atención y situación de los internos.