La reciente renovación de ministros en la Suprema Corte de Justicia de México genera preocupación sobre su autonomía y objetividad. Expertos aseguran que la justicia debe ser imparcial y cumplir estrictamente con la Constitución, sin influencias partidistas.

En un contexto donde el régimen actual ha debilitado instituciones, la neutralidad judicial es fundamental para garantizar los derechos humanos y la impartición justa de la ley. ¿Podrá la nueva Corte resistir presiones y evitar convertirse en un instrumento político?

Suprema Corte de Justicia y la preocupación por su independencia

La llegada de nuevos ministros a la Suprema Corte de Justicia ha levantado alertas entre expertos sobre la posible inclinación de sus resoluciones a favor del régimen político que los propuestos. Román Lazcano, coordinador del Foro de Constitucionalistas de México, enfatiza que “la Suprema Corte de Justicia debe ser un órgano autónomo e independiente de cualquier presión, tanto económica como política, como partidaria”.

La importancia de la neutralidad en el Poder Judicial: Bajo la toga de los ministros no debe existir espacio para preferencias partidistas ni ideológicas. “Solo se debe respetar y hacer cumplir la Constitución. Esa es la encomienda que aceptaron bajo juramento”, señala Lazcano.

Además, destaca que la neutralidad es clave para que los ministros y magistrados puedan resolver los asuntos sin ninguna presión externa: “Yo sí creo que la neutralidad es lo que va a permitir que las ministras y ministros puedan resolver sin presión alguna los asuntos que se sometan a sus competencias”.

¿Cuáles son los riesgos de un Poder Judicial alineado al régimen?

Los nuevos integrantes del máximo tribunal tienen la responsabilidad crucial de evitar convertirse en cómplices de un régimen autoritario que ha debilitado gradualmente al Estado y sus instituciones. Este proceso ha dejado al ciudadano vulnerable ante posibles abusos de poder y arbitrariedades en nuestro país. En este contexto, surge la gran interrogante para la ciudadanía: ¿La nueva Suprema Corte inclinará la balanza a favor de la ley o del régimen?