La crisis que los habitantes de Tulum advertían desde hace años finalmente ha llegado. El que fuera un destino paradisíaco enfrenta hoy su peor momento, comparable a la caída experimentada durante la pandemia. La razón de este colapso se resume en una frase: “Hartaron al turista nacional y explotaron al turismo internacional,” según Yanuar Morales, activista dirigente de Playas Libres.
Hace cuatro años, pobladores y comerciantes anticiparon este desenlace. Hoy, la consecuencia es una espiral negativa impulsada por la opulencia hotelera, la inseguridad y una medida gubernamental que fue la gota que derramó el vaso.
El paraíso perdió su encanto | La peor crisis de #Tulum por la avaricia
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) October 10, 2025
Tulum encara su peor crisis, comparada a la que vivió en pandemia. ¿La razón? El deterioro ambiental, la inseguridad y los altos costos que hartaron al turismo nacional.
Las mejores #playas se las quedaron… pic.twitter.com/F8ga4tCbQo
Las tres razones por las que Tulum vive hoy su peor crisis turística
La base de la indignación de la población local y el rechazo del turismo nacional se explica por varios factores críticos:
- Apropiación de playas: Las mejores playas de Tulum fueron privatizadas de facto y se las quedaron los hoteles de lujo, mientras que al turismo nacional y local se les dejaron los accesos limitados y las zonas más deterioradas. Vendedores se quejan: “Es la playa pública que nos dejaron llena de piedras y escombros,” dijo Eliseo Hernández, vendedor.
- Cobros excesivos: Quien desee entrar a una playa de Tulum hoy debe enfrentar barreras económicas: pagar un hospedaje caro, reservar en un restaurante con un consumo mínimo elevado, o desembolsar por un “day pass” costoso.
- Restricción de libertades: La situación llegó a un extremo insólito al prohibirse el acceso a las playas, incluso con una simple guitarra para disfrutar del paisaje. Lola Lorente, de Playas Libres, lamentó que “están arrebatando la libertad del ser humano de disfrutar de la vida cotidiana.”
A esto se suma la creciente inseguridad, los excesos en los cobros de restaurantes y hoteles, y las tarifas abusivas del transporte local, lo que ha generado un sentimiento de estafa e indignación en el turista.
La medida que terminó por sentenciar la crisis de Tulum fue la propuesta del Gobierno Federal de adueñarse de una reserva natural para convertirla en el Parque del Jaguar. Esta acción implicó bloquear el último gran acceso a la que era la playa más demandada y saturada de Tulum: Playa Paraíso.
La consecuencia del bloqueo fue inmediata y visible: la icónica Playa Paraíso, antes saturada, hoy luce completamente desierta. Esta acción, sumada al hartazgo general, ha provocado una caída drástica del turismo, situación que residentes como Janet Olmedo confirman.