A veces estamos conversando con alguien y, sin querer, nos adelantamos, es lo que hacemos: interrumpir a los demás. No lo planeamos, no es mala onda. Simplemente pasa. Pero ¿te has preguntado por qué? La psicología podría tener una respuesta, y sorprendentemente, no es lo que piensas.
¿Qué significa que una persona interrumpa constantemente?
La psicología sugiere que, aunque parezca algo inofensivo, interrumpir dice mucho más de nosotros que solo “tener prisa por hablar”. Puede ser ansiedad, nervios, la urgencia de validar lo que pensamos… o incluso miedo a que se nos olvide lo que queremos decir.

También puede estar relacionado con una necesidad inconsciente de controlar la conversación. Porque cuando no dejamos que el otro termine, lo que estamos haciendo –sin querer– es poner nuestra voz por encima de la suya.
Qué dicen los expertos sobre las personas que interrumpen a los demás
Este tipo de interrupciones repetidas puede afectar la calidad de cualquier diálogo. Según el sitio especializado Verywell Mind, no solo porque rompen el ritmo de la charla, sino porque pueden provocar malentendidos, frustración e incluso conflictos que no estaban ahí.
“Una discusión solo puede soportar un número limitado de interrupciones antes de que deje de ser una discusión”, dicen los expertos. Y es que, cuando alguien interrumpe constantemente, es posible que sientas que lo que dices no importa. Que no se nos está escuchando de verdad.
Esto no significa que interrumpir te convierta en una mala persona. Pero sí es una señal. Quizá haya algo que trabajar en tu forma de relacionarte. O incluso emociones que no estás gestionando bien.
Cómo dejar de interrumpir a las personas sin sentirte culpable
Cambiar este hábito empieza por observar. ¿Qué sientes justo antes de interrumpir? ¿Hay prisa? ¿Miedo? ¿Entusiasmo? Nombrarlo es el primer paso.
Después, intenta escuchar sin pensar en lo que vas a responder. Respira, mantente presente. Puedes anotar mentalmente tu idea y soltarla cuando el otro termine, recomiendan psicólogos.
Y si eres quien está siendo interrumpido, pon límites con calma. Un “¿me dejas terminar?”, dicho desde la empatía, puede cambiar toda la energía del intercambio. Porque sí, todos queremos ser escuchados, pero también todos necesitamos aprender a escuchar.