Lo que alguna vez fue una laguna destinada al contacto directo con la naturaleza y para recreación familiar, hoy luce irreconocible. En lugar de agua y vegetación, montañas de desechos se apilan sin control en los límites entre San Antonio la Isla y Calimaya, Estado de México (Edomex).
El terreno, que en el pasado era un punto de encuentro para vecinos y visitantes que disfrutaban del paisaje, hoy está cubierto por llantas, muebles viejos, plásticos, bolsas y todo tipo de residuos domésticos.
Contaminación ambiental: 5 años de basura en laguna de Edomex
De acuerdo con los pobladores, este tiradero clandestino se ha formado a lo largo de por lo menos cinco años.
“Anteriormente, había más, pero los pobladores de aquí se dedicaron a limpiar y a cortar el césped, quedó muy bonito, pero la gente no entiende y vuelve a tirar basura”, contó Jorge Luis, vecino de la zona.
Algunos habitantes incluso se han organizado para limpiar la zona, pero reconocen que la cantidad de basura ya rebasó todo pronóstico, más porque algunas personas continúan tirando sus desechos.
“Antes juntábamos, pero ya no me doy abasto porque hay bastante que recoger: varillas, PET, Tetrapak… lo compran, pero vuelve a aparecer más”, explicó Gregorio Reyes, otro vecino afectado.
La acumulación de basura representa un foco de infección
Además del impacto visual y ambiental, quienes viven cerca de la laguna alertan sobre los riesgos sanitarios que implica la acumulación de desechos.
El olor fétido predomina en toda la zona, atrayendo plagas y generando condiciones que podrían derivar en infecciones o enfermedades respiratorias.
“Contamina muy feo y a todos los que pasamos por este lado o incluso venimos a hacer ejercicio nos afecta bastante”, añadió Jorge Luis.
Las y los vecinos aseguran que han pedido la intervención de las autoridades municipales en repetidas ocasiones, pero hasta el momento no se ha implementado un operativo constante para frenar los depósitos ilegales de basura.
Ecosistema en riesgo: Especies sobreviven pese a la contaminación
A pesar del daño, la laguna aún conserva algunos vestigios de vida. Desde la orilla todavía es posible observar aves que sobreviven en el entorno, lo que mantiene viva la esperanza de los habitantes de recuperar el espacio.
Sin embargo, advierten que si no se toman medidas inmediatas, la contaminación podría terminar por extinguir las últimas especies que habitan en el lugar.