El repliegue académico en la UNAM no termina. Miles de alumnos de diversos planteles de educación media y superior se han ido a paro en los últimos días, encendiendo las alertas por la creciente percepción de inseguridad dentro de la máxima casa de estudios.

El detonante es el violento ataque con arma blanca del estudiante Lex Ashton a otro al interior del CCH Sur, un hecho que desató la psicosis y se sumó a una serie de amenazas y actos violentos que han obligado a desalojar aulas.

La comunidad estudiantil asegura que no es un hecho aislado, sino el resultado de un problema ignorado por años, una crisis de violencia que, advierten, fue documentada desde 2018.

Una crisis advertida: El mapa de la violencia de 2018

Hace siete años, estudiantes de la carrera de Geografía ya habían advertido sobre los peligros dentro del campus. A través de una encuesta aplicada a la comunidad, mapearon las zonas más peligrosas de Ciudad Universitaria (CU).

“En ese momento la violencia la sentíamos muy de cerca y, a pesar de ello, había una manifestación de la universidad de que la violencia venía de afuera. Nosotros queríamos evidenciar que la violencia en realidad ya la vivíamos dentro del propio campus”, relata una de las participantes de aquel estudio.

Las zonas identificadas como de mayor riesgo en ese entonces siguen siendo un foco rojo hoy: las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Psicología, así como los frontones de Ingeniería, “Las Islas” y el Espacio Escultórico.

Los 8 tipos de violencia que acechan en el campus

El estudio de 2018 no solo identificó lugares, sino también los tipos de violencia más recurrentes que ya se sufrían dentro de la UNAM. La lista, alarmantemente vigente, incluye:

  • Acoso
  • Intimidación
  • Robo
  • Violencia física y robo con violencia
  • Narcomenudeo
  • Discriminación
  • Abuso sexual

De la seguridad a la salud mental en la UNAM

Ante los recientes ataques, la comunidad estudiantil ha ampliado su diagnóstico. Ahora no solo exigen seguridad, sino que apuntan a un problema más profundo: la falta de atención a la salud mental. Proponen que la violencia, como el reciente apuñalamiento en CCH Sur, se analice también como una consecuencia de la “carencia de salud mental que hay en la universidad”.

Mientras la comunidad vive con miedo, los estudiantes acusan que tanto las autoridades locales como las federales han sido omisas en sus responsabilidades de garantizar la seguridad. Según la denuncia, el argumento recurrente para justificar esta inacción ha sido el respeto a la “autonomía universitaria”, un pretexto que ha permitido que la violencia crezca dentro del campus.