El sincretismo religioso, que fusiona elementos de diferentes creencias, es clave para entender la relación entre Tonantzin y la Virgen de Guadalupe. Tras la Conquista de México, los españoles buscaron evangelizar a los pueblos indígenas, pero sus raíces culturales eran muy profundas y diferentes a las de los invasores.
En este contexto, la figura de Tonantzin, diosa de la fertilidad y la tierra venerada en el cerro del Tepeyac, fue adaptada para representar a la Virgen María, pues su aparición en el mismo lugar donde se veneraba a Tonantzin parece no ser una casualidad.
Investigadores, a los largo de la historia se han dedicado a estudiar si los evangelizadores vieron en esta coincidencia una oportunidad para facilitar la conversión de los indígenas, al presentar a la Virgen María como una figura materna y protectora similar a Tonantzin.
Todo indica que la identificación entre Tonantzin y la Virgen de Guadalupe permitió que los indígenas mantuvieran elementos de su cosmovisión ancestral al mismo tiempo que adoptaban la fe católica y esa fusión de creencias ha dado lugar a una diversidad de expresiones religiosas en México, donde se mezclan tradiciones prehispánicas, católicas y populares.
Comparto una de las representaciones más antiguas de la Virgen de Guadalupe realizadas en la Nueva España, anterior a 1550. Es anónima pero al parecer de un artist español. Se encontraba en el templo de San Sebastián Atzacoalco en la #CDMX. Mide 152x104 cm. Lamentablemente se… pic.twitter.com/kQ1zPKEBIE
— Tlatoani_Cuauhtemoc (@Cuauhtemoc_1521) December 7, 2024
Tonantzin: La Madre Tierra
Tonantzin, en náhuatl, significa “Nuestra Madre” y era una deidad venerada por los pueblos mesoamericanos, especialmente por los aztecas. Estaba asociada con la tierra, la fertilidad, la creación y la vida. Su culto se realizaba en el Cerro del Tepeyac, mismo lugar donde siglos después se reportaría la aparición de la Virgen de Guadalupe .
Entre los atributos que le daban nuestros ancestros están los siguientes:
- Diosa Madre: Tonantzin era considerada la madre de todos los dioses y de la humanidad, representa la fuente de toda vida y la conexión con la naturaleza.
- Diosa de la Tierra: Como diosa de la tierra, estaba asociada con la agricultura, los ciclos naturales y la fertilidad de la tierra.
- Diosa de la creación: Se le atribuía la creación del universo y la formación de los seres humanos.
- Diosa de la vida y la muerte: Tonantzin también estaba relacionada con los ciclos de la vida y la muerte, ya que la tierra misma es un lugar de nacimiento y de descanso final.
El culto a esta deidad era muy importante para los pueblos mesoamericanos por lo que se realizaban rituales y ceremonias en su honor, en los que se ofrecían sacrificios y se realizaban danzas. Los rituales estaban destinados a garantizar la fertilidad de la tierra y la prosperidad de los pueblos.
La mujer-serpiente o cihuacóatl era una de las principales diosas de los #mexicas. La llamaban Tonantzin, que significa nuestra madre. pic.twitter.com/iYrD9G5lgm
— INAH (@INAHmx) August 18, 2017
Tonantzin y la Virgen de Guadalupe
La conexión entre Tonantzin y la Virgen de Guadalupe es un tema que ha sido ampliamente estudiado. Se cree que la elección del Cerro del Tepeyac para la aparición de la Virgen no fue casual, ya que era un lugar sagrado para los indígenas y estaba asociado con el culto a la diosa de la madre tierra.
Por ejemplo, Fray Bernardino de Sahagún, fue uno de los primeros en documentar el culto a Tonantzin en el Tepeyac, antes de la aparición de la Virgen de Guadalupe, tal como lo plasma en su obra “Historia general de las cosas de la Nueva España”, en donde describe las prácticas religiosas de los indígenas y la importancia de Tonantzin como diosa madre.
El historiador mexicano Miguel León-Portilla, realizó importantes estudios sobre la cultura náhuatl y la cosmovisión indígena. Ha analizado en profundidad el sincretismo religioso en México y la relación entre Tonantzin y la Virgen de Guadalupe.
En su libro “Tonantzin Guadalupe. Pensamiento náhuatl y mensaje cristiano en el ‘Nican mopohua’”, León-Portilla realiza un análisis profundo del “Nican mopohua” , el relato náhuatl de las apariciones de la Virgen de Guadalupe. En su obra, el autor busca comprender cómo los indígenas interpretaron y adaptaron el mensaje cristiano y cómo se produjo la sincretización entre las creencias prehispánicas y las católicas.
A través de sus estudios, León-Portilla considera que el sincretismo religioso fue un mecanismo fundamental para la adaptación de los indígenas al nuevo orden colonial. Al identificar a la Virgen de Guadalupe con Tonantzin, los nahuas pudieron mantener elementos de su cosmovisión ancestral y al mismo tiempo adoptar la fe católica.
El escrito “Nican mopohua” es una fuente invaluable para comprender cómo los nahuas experimentaron y reinterpretaron el mensaje cristiano. A través de este texto, se puede observar cómo se fusionaron elementos de ambas tradiciones religiosas.
Mientras que destaca la importancia del Cerro del Tepeyac, lugar de culto a Tonantzin antes de la aparición de la Virgen, que adquiere un significado especial en el contexto del sincretismo; este lugar sagrado se convierte en un punto de encuentro entre lo prehispánico y lo cristiano.
Y la figura de la mujer, pues tanto Tonantzin como la Virgen de Guadalupe representan figuras femeninas poderosas y protectoras.
León-Portilla sostiene que la identificación entre Tonantzin y la Virgen de Guadalupe fue un proceso complejo y dinámico, en el que los indígenas jugaron un papel activo en la reinterpretación del mensaje cristiano. A través de este sincretismo, se construyó una nueva forma de religiosidad que combinaba elementos de ambas tradiciones y que ha sido fundamental en la formación de la identidad mexicana.