En México, miles de mujeres han tenido que convertirse en investigadoras, expertas forenses y rastreadoras, porque el Estado no está cumpliendo con su responsabilidad: buscar a sus seres queridos desaparecidos, ellas son las madres buscadoras.
Una de esas madres es Emma Eristela Alvarado, cuya vida cambió hace cinco años cuando su hijo Erick Javier Plasencia desapareció durante la jornada del 5 de junio de 2020, en Puerto Vallarta (Jalisco).
#NoEsNormal vivir en un país con miles desaparecidos, y mucho menos que sean sus madres quienes los buscan… solas.
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) November 19, 2025
Emma, que desde hace 5 años recorre casi 2 mil km para cumplir la promesa hecha a su hijo Erick, nos recuerdan el tamaño del abandono del Estado. Seguiremos… pic.twitter.com/l2gd5ByIiE
Aunque Emma vive en Baja California, recorre casi 2 mil kilómetros para buscar entre parajes, inmuebles e incluso fosas clandestinas en la costa jaliscienses: “Viajo dos veces por año… dedico casi todo el mes a trámites, reviso los hallazgos del SEMEFO, consulto cada indicio para ver si mi hijo está entre ellos”, revela Emma a cámaras y micrófonos de Fuerza Informativa Azteca.
¿Qué hacen estas madres buscadoras en México?
Las madres buscadoras organizan brigadas de búsqueda en fosas clandestinas, bosques, ríos y zonas rurales. Revisan carpetas de investigación, documentos oficiales y realizan peritajes básicos.
Emma misma ha compilado más de cinco tomos de carpeta de investigación solo para su hijo, pues asegura que es ella quien está generando el expediente, no las autoridades. Además, se han unido decenas de madres como ella: “Somos 30 mamás que hemos perdido el miedo y salimos juntas a buscar”, revela Emma.
Este tipo de colectivas han crecido, hasta el punto en que Amnistía Internacional estima más de 230 agrupaciones de búsqueda en todo México, la mayoría conformadas por mujeres.
La labor no es solo desgastante: es peligrosa. Amnistía documenta que al menos 16 mujeres buscadoras han sido violentadas, además de que muchas de ellas hasta se enfrentan al hostigamiento por el Estado mismo.
Por si esto no fuera suficiente, también existe una clara omisión institucional: recursos limitados, expedientes mal organizados o incluso desaparecidos, además de una respuesta tardía o insuficiente del sistema de búsqueda.
Crisis de personas desaparecidas en México
Según Amnistía Internacional, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas reporta más de 128 mil personas desaparecidas, cifra que puede estar subestimada. Además, los colectivos de búsqueda, liderados por madres buscadoras, sufren violencia constante: amenazas, desplazamientos forzados, ataques e incluso algunas han sido asesinadas.
Las madres buscadoras como Emma están poniendo el todo de su parte para exigir verdad, memoria y justicia. Su lucha demuestra que el precio del olvido lo pagan ellas; ¿cuánto tiempo más debería depender México de madres que se convierten en investigadoras?












