La periodista de espectáculos Andrea Rosa del Pino dio a conocer el mal momento que vivió tras una intervención estética mal realizada en Madrid y que casi le cuesta la vida. Dado esto es que se volvió a poner el foco en la falta de regulación en clínicas “top” y el riesgo al que se exponen las mujeres.
La periodista chilena, que se ha destacado por su trabajo en Europa y su estrecha relación con México, dejó a todos sus seguidores estremecidos al publicar la historia de cómo estuvo por perder la vida tras el procedimiento estético.
¿Qué le ocurrió a la periodista Andrea Rosa?
Todo tuvo inicio cuando una productora de televisión le dijo a la periodista que en el mundo laboral,“el talento no sirve de nada si no estás como Emily Ratajkowski”.
De esta manera decidió tomar la decisión de someterse a una intervención llamada Hidrolipoláser, que prometía perder varias tallas sin dolor y que se ofrecía en una clínica “top” de la capital española.
El procedimiento consistía en anestesiar el abdomen, introducir una solución líquida, aplicar un láser para derretir la grasa, mezclarla con agua y drenarla. Todo, supuestamente, sin dolor. Sin embargo, en medio del procedimiento la anestesia se evaporó y por ende quedó consciente mientras el láser atravesaba la grasa.
Así es que el dolor fue descripto como si una espada al rojo vivo le desgarrara el cuerpo desde adentro. Su tensión subió, le aumentó la fiebre y comenzó a entrar en shock.
Lo peor de todo es que desde la clínica no llamó a emergencias para pedir una ambulancia sino que una enfermera la sentó en un taxi y la envió a su casa mientras sangraba. Cuando subió al coche, su mente empezó a desvanecerse entre el dolor y los efectos de los medicamentos, hasta el punto de delirar.
En su casa tomó un calmante y se durmió pero su cuerpo seguía abierto y el procedimiento no había sido concluido. Sus amigas la encontraron en estado crítico por la que la llevaron al Hospital Gregorio Marañón, donde Andrea llegó con un sangrado tan abundante que el personal creyó que estaba perdiendo un embarazo avanzado.
Por razones administrativas, tuvo que volver a la misma clínica donde había sufrido la negligencia para que la drenaran. Andrea describió ese momento como “una escena de película gore”: la presionaron, la exprimieron y la manipularon sin la anestesia adecuada, mientras ella resistía con el poco aire que le quedaba.
Actualmente Andrea se encuentra en su casa vendada y drenando líquidos. Le cuesta mucho sentarse, dormir y retomar su rutina pero confía en la recuperación.














