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“Era una tragedia anunciada”: Hospital Juárez tenía daños estructurales antes del sismo de 1985

El doctor Francisco Núñez fue testigo de los daños en el Hospital Juárez tras un sismo en 1979. El edificio colapsó en 1985, pero, dice, esto pudo evitarse.

Doctor trabajó en el Hospital Juárez antes del sismo de 1985.
Doctor Francisco Núñez trabajó en el Hospital Juárez antes del sismo de 1985.|Iván Ramírez y Cortesía
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Volvió al Hospital Juárez, pero no a dar consulta. Aquel terreno ubicado en el corazón del Centro Histórico, donde pasó gran parte de su vida y conoció a su esposa, colapsó por el sismo del 19 de septiembre de 1985, pero el doctor Francisco Núñez recuerda que este lugar estaba debilitado por un sismo anterior y en cualquier momento caería, sin embargo, no fue cerrado previamente.

Médico cirujano egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hizo su internado de pregrado en el Hospital Juárez en 1979, pero seis años después, el lugar se desplomó por el sismo de 8.1 grados y aunque no estuvo en el momento en que ocurrió, 40 años después, siente dolor y tristeza porque quizás pudo evitarse que el hospital estuviera activo o hubiera soportado más.

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Hospital Juárez y el temblor que lo debilitó antes de caer

La madrugada del 26 de enero de 1979 hubo un temblor que dañó la estructura del Hospital Juárez. En el registro del Servicio Sismológico Nacional (SSN) se indica que a las 04:04 horas se registró un sismo de magnitud 6.6 a 34 kilómetros al noroeste de Tecpan, Guerrero.

Él llegó al hospital a las 07:00 horas y recuerda que había “un gran alboroto de gente viendo las paredes” y “el hospital tenía varias grietas, se cayeron adoquines”. El sismo sí le tocó a su esposa, quien estaba este también haciendo el internado en el octavo piso donde estaban en los cuneros.

Dice que ha sido la sensación más cercana a la muerte que ha tenido en su vida, de cómo el hospital tronaba, se escuchaba cómo rechinaba, pues imagínese 12 pisos en vaivén”, relató el doctor en entrevista con Fuerza Informativa Azteca (FIA).

Recuerda que llegó una comisión de seguridad y asistencia compuesta por ingenieros sanitarios que determinó que desalojaran la torre porque estaba dañada la estructura.

Se hizo un alboroto, los sindicalizados protestaron de cómo iban a trabajar si estaba el hospital sentido y demás. Era un hospital de 12 pisos, con aulas para alumnos en todos los pisos. Había clases de enfermería, de trabajo social, de medicina”.

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Pese a daños por sismo, Hospital Juárez siguió abierto y el riesgo estaba

El Hospital Juárez era un centro médico muy concurrido, que pese a estar dañado por el sismo, continuó abierto y a decir del doctor Francisco Núñez, no se tomó con seriedad la gravedad de la situación y “continuó trabajando como si nada”.

Se quedaban a dormir muchos familiares con los pacientes y de repente llegó la orden de seguir trabajando como si nada y después en 1981 también quitaron carga de los pisos 7 al 12 para aligerar el peso de la estructura.

“Era un hecho de que el hospital estaba sentido, que estaba dañado y los médicos tenían eh inquietud, temor, pero al parecer hubo un peritaje, donde dijeron en 1981, dijeron el hospital está bien, sigan adelante (…) entonces, el Juárez fue una crónica anunciada”.

Colapso del Hospital Juárez “pudo haberse evitado”

Francisco Núñez hizo su vida en Puebla con su familia. Tenía un hijo de tres y otro de dos años, cuando le tocó el sismo de 1985. Él se estaba bañando y su esposa se había ido a correr cuando todo ocurrió.

Me estoy yo bañando, empiezo el movimiento, lo típico, va a pasar, no pasa nada, aumenta la intensidad del sismo, pues yo me salgo, pues con una toalla a ver a mis hijos que estaban profundamente dormidos, el sismo siguió, aumentó, yo no sabía que las paredes pueden ondular, cuando vi eso dije, ‘Dios mío, se va a caer esto’. Vi a mis hijos y dije, ‘Madre del Señor’, me quedé con ellos.

“Recé el Padre Nuestro más ferviente que he rezado en mi vida, porque dije, ‘se va a caer’. Bendito Dios, pasó, llegó mi esposa, ella lo vio este en la calle y dice que veía como la calle, que es de su vida, ondulaba también. Llegó la casa, prendimos la tele, no había señal, le hablamos a los papás en México, a los hermanos y nadie contestó el teléfono”.

El doctor y su esposa en ese momento pensaron, casi al unísono, en el Hospital Juárez. Al poco rato, escucharon por radio que varios edificios habían colapsado, entre ellos, este, pero “eso pudo haberse evitado”.

“La sensación fue de coraje, después tristeza, porque teníamos amigos, teníamos maestros ahí, gente muy querida, compañeros que también los conocíamos en el internado y se quedaron. Ya cuando vimos las escenas en la televisión dijimos, ¡híjoles, qué terrible!”.

Robos y acceso restringido: el otro lado del sismo del 85

Al día siguiente el doctor Francisco Núñez llegó al hospital para ver cómo estaban sus papás y suegra. Junto con uno de sus hermanos para llevar sueros, medicinas y material de curación, aunque su intención era entrar al hospital, no lo dejaron.

El Ejército al parecer limitó mucho el acceso a las zonas colapsadas, más que ayudar, pareció que complicaron la situación. Aunado a ello, recuerda el doctor, hubo robos en los inmuebles y el hospital no fue la excepción.

Se habla mucho de saqueos, de pillaje tanto de ciudadanos como de los mismos elementos del orden, pues llegabas a la residencia de médicos del Hospital General y pues había artículos de los residentes ahí en el derrumbe. En el Hospital Juárez se habló mucho de pillaje de instrumental quirúrgico.

“Inclusive, en la Roma cuando fuimos, un soldado nos corrió, perdón por la expresión, a mentadas de madre. O sea, y nos amartilló el rifle, nos dijo, '¡Fuera de aquí!’, Oiga, pero es que se oyen adentro ruidos; ¡fuera de aquí ahora!, dijo con majaderías; había mucha rabia, mucho coraje”.

El derrumbe del Hospital Juárez vivió en la mente de Francisco al menos un año, al soñarlo antes de que se derrumbara y después del sismo. “Yo hubiera dado la vida por estar adentro ayudando”, e insistió que “el Juárez no debió haberse caído”.

Cuarenta años después del sismo, agradece estar vivo por no estar en el momento en que el hospital colapsó, aunque le duele mucho perder a amigos y colegas en ese lugar.

“Entonces, sí ese sentimiento de agradecimiento a la vida, de estar ya tranquilo y este reencuentro con el Juárez y con toda la gente que estuvo ahí, este me ha ayudado mucho más todavía, como quiero decir, ya 40 años atrás. La libraste, la libró mucha gente y a los que ya no están, hay que honrarlos”.

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