El miércoles 10 de septiembre de 2025, alrededor de las 14:20 horas, una pipa de gas LP volcó, desencadenando una explosión en el Puente de la Concordia, sobre la Calzada Ignacio Zaragoza, en la alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México. El estallido dejó 11 muertos, al menos 94 heridos y 18 vehículos dañados, marcando uno de los accidentes más graves en la capital en lo que va del año.

Más allá de las pérdidas humanas y materiales, la explosión en Iztapalapa ha puesto en evidencia las carencias del sector salud, especialmente en la atención de emergencias de gran magnitud. Los hospitales recibieron a decenas de víctimas, pero la falta de equipo, insumos y personal suficiente complicó la respuesta.

Hospitales rebasados y donadores rechazados

Uno de los casos más señalados ocurrió en el Hospital de Alta Especialidad Magdalena de las Salinas, donde decenas de personas que acudieron a donar sangre fueron rechazadas. El llamado a la solidaridad había sido lanzado un día antes, pero cuando los donadores llegaron, el personal explicó que ya no podían recibirlos.

Gerardo Pablo, uno de los ciudadanos que esperó por horas, lamentó la situación: “Ojalá pudieran abrir un espacio para los que estamos aquí, porque hay quienes incluso dejaron de ir al trabajo para donar”. El testimonio refleja la frustración de quienes buscaban ayudar, pero se toparon con limitaciones logísticas.

En medio de dolor: Puente de la Concordia intenta volver a la normalidad tras explosión en Iztapalapa

Familias siguen buscando a sus seres queridos

La tragedia no solo se mide en cifras. Historias personales revelan la magnitud del dolor: David, uno de los sobrevivientes, sufrió quemaduras en más del 80% de su cuerpo. Entre los objetos recuperados en la zona estaban las pertenencias que llevaba su hermano, intactas en el suelo tras la explosión.

Las familias siguen en la búsqueda de sus seres queridos, aferrándose a detalles mínimos como tatuajes o prendas para identificarlos. Para muchas de ellas, el tiempo corre lento entre la incertidumbre y la desesperación.

Mexicanos se solidarizaron con las familias de las víctimas de la explosión

Pese a las deficiencias institucionales, la ciudadanía respondió con acciones inmediatas. Colectivos de motociclistas ofrecieron traslados gratuitos a familiares de víctimas para aligerar los gastos de transporte, mientras vecinos y voluntarios organizaron redes de apoyo para llevar alimentos y medicamentos.

Este gesto demuestra que, aunque los hospitales no estuvieron a la altura, “los buenos somos más”, como expresaron algunos donadores frustrados.