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El malestar que el Gobierno no quiso escuchar: México marcha contra la violencia y la impunidad

La indignación social estalló en calles de todo México: familias, jóvenes y víctimas reclamaron justicia frente a un Gobierno que responde con silencio y contención.

Marcha Gen Z en CDMX
La marcha del sábado 15 de noviembre destapó una nueva realidad en México que el gobierno no quería ver.|Felipe Vera
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La jornada de movilizaciones del sábado dejó ver un profundo malestar social frente a la inseguridad, la violencia y la presunta complicidad de autoridades con grupos criminales.

Aunque la convocatoria inicial surgió desde sectores de la Generación Z, en las calles marcharon familias completas, amistades y personas de distintas edades, unidas por la misma preocupación: exigir justicia y respuestas reales del Gobierno federal.

De acuerdo con asistentes, la respuesta oficial estuvo marcada por intentos de contener, minimizar o desactivar las protestas, lo que terminó reforzando la percepción de que desde Palacio Nacional se opta por la mano dura antes que por escuchar. Sin embargo, la indignación expresada en decenas de ciudades del país mostró que el malestar ciudadano permanece vigente.

Clamor de justicia: el caso Carlos Manzo impulsa nuevas voces

Uno de los momentos más emotivos se dio cuando la abuela de Carlos Manzo —joven asesinado cuyo caso ha generado polémica política— apareció en la marcha para pedir una investigación exhaustiva sobre presuntos vínculos de actores públicos con el crimen.

Entre lágrimas, exigió justicia y pidió que se indague si políticos de Morena pudieron tener relación con el homicidio de su nieto: “Me quito la vida a mí también, no me importa… que se haga justicia, investiguen a Godoy”. Su testimonio se replicó en múltiples pancartas y consignas a lo largo de la movilización.

Ciudadanos participan por primera vez ante falta de empatía oficial

El tratamiento que desde el Gobierno federal se ha dado tanto al caso Manzo como a la crisis de inseguridad motivó que personas que nunca habían marchado decidieran asistir.

Fue el caso de Natalia, quien cuestionó lo que definió como frialdad gubernamental ante las tragedias cotidianas: “Uno no entiende cómo la presidenta no puede ni tener tantita empatía… debería ser un humano y no un robot que solo dé estadísticas”. Aseguró ser independiente y marchar sin recibir pago alguno: “Mi mejor precio es que México esté libre, tenga justicia y paz”.

Impunidad, crimen organizado y crisis social entre las principales denuncias

En el Senado, otro manifestante pidió recordar la impunidad en el asesinato de Hipólito Mora, líder de autodefensas: “Que su muerte no sea en vano… fuera Morena”.

Desde Morelos, Salvador participó junto a un grupo de amigos para denunciar presuntas asociaciones entre grupos criminales y autoridades: “Estamos hartos de la corrupción, del gobierno que tiene una estrecha relación con el narco”.

Adicionalmente, reclamó la crisis en salud pública, la falta de medicamentos y la violencia de género: “Nuestro país está ensangrentado”.

Mafer, por su parte, resumió el miedo cotidiano que viven muchas mujeres en México: “Temo por salir de mi casa y tengo que mandar ubicación a mi familia para que sepa dónde estoy”.

Un país marcado por la violencia y una ciudadanía que no se callaLas demandas se dieron en medio de un México donde los niveles de violencia e impunidad se mantienen altos.

Mientras tanto, desde Palacio Nacional se ha privilegiado la contención y los señalamientos a la oposición, en lugar de atender los reclamos ciudadanos.

Aun así, las voces escuchadas este sábado reflejan que, pese a la represión y al desdén oficial, el descontento social no se apaga y continúa marcando el pulso del país.

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