Veinte años han pasado, pero el dolor sigue intacto. Como una cicatriz que se niega a sanar, Cromañón permanece en la memoria colectiva de los argentinos como una noche de horror, una herida abierta que nos recuerda la fragilidad de la vida y la implacable presencia de la tragedia.
Era la noche del 30 de diciembre de 2004. Miles de jóvenes se agolpaban en el local bailable República Cromañón, en el barrio de Once, para disfrutar de un recital de la banda Callejeros.
La euforia y la música llenaban el ambiente, pero en un instante, todo se transformó en caos y desesperación.
Una tragedia imborrable
Una bengala, lanzada desde el público, alcanzó el techo del local, recubierto con una lona de plástico inflamable.
El fuego se propagó rápidamente, generando una densa humareda tóxica que invadió el lugar. El pánico se apoderó de la multitud, que buscaba desesperadamente una salida. Pero la puerta principal estaba cerrada con candado.
Los sobrevivientes de Cromañón cargan con las cicatrices de aquella noche. Eduardo Salinas, quien tenía 26 años en el momento de la tragedia, recuerda con angustia la desesperación por salir del local.
Fuerza Informativa Azteca (FIA) , entrevistó a Eduardo: “La mayoría de la gente empezó a desesperarse y además, con la falta de oxígeno y el veneno que despedía, empezó la gente a desmayarse adentro del lugar, lo cual provocó ciento noventa y cuatro muertes.
194 vidas apagadas
La tragedia se cobró la vida de 194 personas, en su mayoría jóvenes con sueños y un futuro por delante.
Las imágenes de los cuerpos sin vida apilados en la vereda, de los familiares desesperados buscando a sus seres queridos, quedaron grabadas a fuego en la memoria de los argentinos.
“El cuarenta por ciento de los fallecidos fue por volver a entrar a rescatar a gente. Muchos murieron por falta de asistencia de primeros auxilios”.
“Después de que la mayoría de los familiares enterraron a sus muertos y de que los sobrevivientes pudimos volver a respirar medianamente normal, salimos a luchar, salimos a la calle para visibilizar que esto no había sido un accidente. No había sido un hecho trágico, sino que había sido una masacre con responsables políticos y empresarios”.
(14) La investigación reflejó el disfuncional poder judicial, especialmente la jueza Crotto q dilató todo, exoneró acusados sin indagar, y es responsable de q #Cromañón tuviera varios juicios y no 1 único; la persistencia de las querellas revirtió algunas de sus malas decisiones pic.twitter.com/tqxdRqwjF9
— Movimiento Cromañón (@MovCromanon) December 29, 2024
Un antes y un después
Cromañón marcó un antes y un después en la sociedad argentina. La tragedia puso al descubierto la corrupción, la negligencia y la falta de controles que imperaban en muchos locales nocturnos.
El dolor y la indignación se transformaron en un clamor por justicia. El juicio por la tragedia se extendió durante años, con condenas para los integrantes de la banda Callejeros, el gerenciador del local, Omar Chabán, y funcionarios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
“Un local que estaba habilitado para mil cien personas por diversas cuestiones que tienen que ver con corrupción por parte del empresariado y del Estado.En ese lugar hicieron una sobreventa de entradas y en un lugar habilitado para mil cien metieron más de cinco mil personas” aseguró Salinas.
Las historias de las víctimas de Cromañón son historias de vidas truncadas, de sueños que quedaron sin cumplir. Fabiana Puebla quien tenía 27 años en el momento de la tragedia, recuerda lo sucedido.
“Sinceramente afuera era como estar en una guerra y nosotros los estamos homenajeando ya hace casi veinte años, casi todos los días, porque Cromañón es algo que te acompaña, te va a acompañar hasta el último día de tu vida”, dijo Puebla.
(7) Ese 31/12 miles de personas no brindaron, no se abrazaron: estaban buscando a alguien en la calle, en los medios, en hospitales y morgue. Mientras, la prensa actualizaba la cantidad de víctimas fatales, que subía a cada rato. Esas pantallas veíamos en las salas de espera pic.twitter.com/2dGno8IG2K
— Movimiento Cromañón (@MovCromanon) December 29, 2024
Las víctimas: un legado de lucha
Pero más allá del juicio y las condenas, Cromañón dejó un legado de lucha y memoria. Los familiares de las víctimas se organizaron para exigir justicia, pero también para mantener viva la memoria de sus seres queridos y prevenir que una tragedia similar vuelva a ocurrir.
El local de Cromañón se convirtió en un santuario, un lugar de peregrinación para familiares, amigos y sobrevivientes. Las paredes se llenaron de fotos, mensajes y objetos que recuerdan a las víctimas.
La lucha por la justicia y la memoria
A pesar del dolor y la pérdida, los familiares de las víctimas y los sobrevivientes de Cromañón han encontrado la fuerza para luchar por la justicia y la memoria.
Han creado organizaciones como “ No Nos Cuenten Cromañón ”, “Que no se repita” y “ Movimiento Cromañon ” para mantener viva la memoria de las víctimas y exigir que se implementen medidas de seguridad en los locales nocturnos.
Un legado que no se olvida
Cromañón dejó una huella imborrable en la sociedad argentina. La tragedia generó un cambio en la legislación sobre seguridad en espectáculos públicos y una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención.
Pero más allá de las leyes y las normativas, Cromañón nos dejó un legado de solidaridad, de lucha y de memoria.
Hoy, a veinte años de la tragedia, Cromañón sigue presente. En el recuerdo de las víctimas, en el dolor de sus familiares, en la lucha de los sobrevivientes.