Sanae Takaichi hizo historia este 21 de octubre al ser elegida por la cámara baja del Parlamento como la primera mujer en dirigir el gobierno de Japón. Pero este hito histórico no es una celebración de progresismo; es una maniobra de alto riesgo. Takaichi, una conservadora radical, heredera ideológica de Shinzo Abe y admiradora declarada de Margaret Thatcher, asume el poder en el momento más precario para su partido y para el país en décadas.
Hereda un partido gobernante fracturado, una economía estancada al borde del precipicio y un tablero geopolítico regional en alerta. La pregunta en Tokio no es si su gobierno será transformador, sino si logrará sobrevivir al invierno.
第104代内閣総理大臣に高市早苗議員が指名されました。 pic.twitter.com/b43MXIKxds
— 首相官邸 (@kantei) October 21, 2025
El ascenso de Takaichi no fue una elección por aclamación, sino un cálculo político nacido de la desesperación. El Partido Liberal Democrático (PLD) que ha dominado Japón casi ininterrumpidamente desde 1955, está perdiendo el control. Su base electoral se desmorona, fugándose hacia una nueva derecha populista y conspiracionista encarnada por el partido Sanseito. El éxito de este grupo de extrema derecha en las elecciones de la cámara alta el verano pasado encendió las alarmas en la cúpula del partido.
La solución, según la lógica del partido, fue un giro brusco a la derecha. El Partido Liberal Democrático apostó por Takaichi, una figura de línea dura, como el antídoto para frenar la sangría de sus votantes más nacionalistas, aquellos decepcionados por el rumbo moderado que tomó el partido tras el asesinato de Shinzo Abe en 2022.
La propia Takaichi lo admitió tras su elección: “En lugar de sentirme feliz, siento que el verdadero desafío está por delante”.
Un juego parlamentario y los desafío
El primer desafío de Takaichi no es económico ni diplomático; es parlamentario. Su gobierno nace sobre cimientos frágiles. El Partido Liberal Democrático llega a esta legislatura debilitado por escándalos y reveses electorales, habiendo perdido la mayoría absoluta en ambas cámaras.
Para empeorar las cosas, su socio histórico durante 26 años, el partido centrista Komeito, rompió la alianza. La causa principal fue la negativa del PLD a regular la financiación política, pero las “posiciones ultraconservadoras” de Takaichi hicieron imposible que Komeito, de corte pacifista y social, justificara su apoyo.
Desesperada por formar gobierno, Takaichi negoció una alianza alternativa con el reformista Partido de la Innovación de Japón (Ishin). Pero los números apenas cuadran. El PLD controla 196 escaños e Ishin aporta 35. La suma, 231 escaños, deja a la nueva coalición a dos votos de la mayoría en la cámara baja. Esto significa que Takaichi no tiene margen de maniobra. Cada ley, empezando por el crucial presupuesto, requerirá una negociación desesperada con otros partidos o disidentes.
La prensa japonesa ya cuestiona la solidez de la alianza Partido Liberal Democrático - Partido de la Innovación de Japón, dos partidos con muchas divergencias de fondo. Las mociones de censura y las revueltas internas son una amenaza constante.
高市早苗内閣が発足しました。
— 産経新聞写真報道局 (@Sankeiphoto_TYO) October 21, 2025
総裁選を争った小泉進次郎氏らが入閣。また、小野田紀美経済安全保障担当相は若手での抜擢となりました。 pic.twitter.com/FlgbjYYj4f
Economía: inflación, deuda y la bomba demográfica
Mientras Takaichi lucha por mantener a flote su coalición, Japón se hunde en un profundo malestar económico estructural. El país, que en los 80 aspiraba a ser la primera economía mundial, vive una resaca de 30 años conocida como la “Década Perdida”. Hoy, los problemas son agudos y existenciales.
A esto se suma “la variable demográfica”. Japón es un país “muy envejecido”. La tasa de fertilidad es de solo 1,15 y los nacimientos anuales han caído por debajo de los 700 mil. La población lleva 18 años consecutivos disminuyendo. Esto crea una tormenta perfecta: una escasez crítica de mano de obra y una explosión de los costos de seguridad social, que aumentarán en 558 mil millones de yenes solo este año fiscal. Para financiar esto, el país acumula la deuda pública más alta del mundo desarrollado: un asfixiante 263% de su PIB.
El nombramiento de Takaichi, como heredera de la “Abenomics” (la estrategia de estímulo masivo de Abe), ha puesto nerviosos a los mercados. Aunque su elección del moderado Shunichi Suzuki como secretario general del PLD calmó los ánimos, los inversores temen que un “gran gasto” público para complacer a su base empeore las finanzas y alimente la inflación.
Aquí reside la contradicción más peligrosa de su gobierno. Para solucionar la falta de trabajadores, Japón necesita mano de obra extranjera. Sin embargo, la plataforma de Takaichi es inflexiblemente antiinmigración, un tema que usa para atraer a la extrema derecha.
Un nacionalismo que amenaza con el aislamiento
En el escenario internacional, Takaichi proyecta la misma firmeza. Su nacionalismo y sus visitas anuales al controvertido Santuario Yasukuni que honra a los caídos por Japón, incluidos criminales de guerra, son una fuente constante de tensión con Pekín y Seúl.
Los expertos temen un deterioro de las relaciones regionales. Consciente de este riesgo, Takaichi ha intentado moderar su discurso, refiriéndose a China como un “vecino importante”. Con Washington, buscará preservar una relación “cálida”, apalancada en el legado de Abe, aunque ha amenazado con “renegociar” aspectos del acuerdo comercial.
高市早苗氏@takaichi_sanaeの首相就任を心よりお祝い申し上げます。台湾と日本は価値観を共有する緊密なパートナーであり、高市首相は台湾にとって揺るぎない友人です。今後も各分野で連携を深め、インド太平洋地域の安全・安定・繁栄を守り、両国民の福祉増進のために努力していけるよう期待します。 pic.twitter.com/osRbpHQZHA
— 賴清德Lai Ching-te (@ChingteLai) October 21, 2025
Sanae Takaichi se enfrenta a una “montaña de trabajo”, como ella misma reconoció. Su primera tarea será aprobar un presupuesto con una mayoría que no tiene. Debe reconciliar su retórica antiinmigrante con una crisis demográfica que exige trabajadores; su nacionalismo de línea dura con la necesidad de aliados regionales; y el legado de gasto de la Abenomics con una deuda pública insostenible.
Su histórico ascenso como la primera mujer líder de Japón podría ser simplemente el comienzo de uno de los mandatos más cortos y turbulentos de la historia moderna del país.