En víspera de la celebración del Día de Muertos en México, surge la nostalgia natural de recordar a los seres amados que han fallecido y el afán de tenerlos presentes usando la tecnología. En ese sentido, existe un debate sobre el concepto de “revivir a los muertos” que ha dejado de ser un argumento de ciencia ficción para convertirse en una realidad tecnológica que avanza a pasos agigantados, sobre todo con la Inteligencia Artificial (IA).
Bajo el nombre de “resurrección digital”, la llamada IA generativa permite la creación de avatares, chatbots e incluso hologramas que replican la apariencia, voz y patrones de personalidad de personas fallecidas, basándose en la innumerablne cantidad de datos digitales que dejaron en vida como mensajes, fotos, audios, videos.
Este fenómeno emergente, con un notable auge en el continente asiático y diversas empresas a nivel global como HereAfter AI o DeepBrain AI ofreciendo ya estos servicios, plantea un debate profundo en la sociedad, la psicología y la ética.
Mecanismos de la recreación digital
La tecnología opera a través de sofisticados modelos de machine learning que analizan y procesan el legado digital del difunto.
A partir de estos datos, la IA es capaz de generar interacciones realistas, a menudo en formato de chatbot o “griefbot”, con los que los familiares pueden mantener conversaciones simuladas.
En casos más avanzados, la recreación incluye la voz y la imagen, creando una experiencia inmersiva que, para algunos usuarios, mitiga la sensación de pérdida. Por ejemplo, en China, el mercado de “humanos digitales” ha crecido rápidamente, demostrando la alta demanda por este tipo de conexión post-mortem.
El riesgo psicológico y ético ¿Qué dicen los profesionales?
A pesar del consuelo inmediato que ofrecen estas herramientas a los deudos, expertos en salud mental y bioética advierten sobre las implicaciones de la resurrección digital.
El psicoanalista argentino Gabriel Rolón, por ejemplo, ha señalado que esta práctica podría convertirse en una “trampa peligrosa” que retrasaría el duelo e impediría la aceptación de la pérdida.
Y es que en lugar de procesar la ausencia y construir nuevas conexiones, la dependencia emocional del “fantasma digital” podría alejar a los usuarios de la vida real.
Desde el ámbito legal y ético, la discusión se centra en el consentimiento y los derechos de imagen de la persona fallecida.
Masaki Iwasaki de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Seúl, cuyo estudio abordó esta problemática, remarcó la necesidad de respetar las decisiones del difunto respecto a su recreación digital.
Sus investigaciones revelaron que un porcentaje importante de personas se oponen a que se genere un clon digital de ellos en el futuro, si esa fue la decisión del difunto, subrayando la urgencia de establecer normativas claras que aborden la privacidad, la manipulación de la identidad y la explotación comercial de los muertos digitales.
Así, la resurrección digital representa una encrucijada entre la innovación tecnológica y las necesidades emocionales humanas.
Si bien, este técnica ofrece una nueva forma de honrar la memoria, su carácter inmersivo y realista plantea la posibilidad de implantar falsos recuerdos y distorsionar el proceso natural de duelo.
Es fundamental que, ante el avance de esta tecnología, las compañías desarrolladoras y los legisladores establezcan un código ético robusto y regulaciones que garanticen el respeto a la dignidad del fallecido y la salud psicológica de los dolientes.
La cuestión ya no es si podemos revivir a los muertos con IA, sino si debemos hacerlo sin límites éticos ni psicológicos definidos.
¿Qué es la necromancia digital?
La necromancia digital se refiere al uso de la Inteligencia Artificial y otras tecnologías avanzadas para recrear la presencia digital interactiva de personas que ya fallecieron.
Se basa en el uso de la “huella digital” que la persona dejó en vida, es decir, sus datos personales como:
- Mensajes de texto y correos electrónicos.
- Fotografías y videos.
- Grabaciones de voz.
- Publicaciones en redes sociales.
Al utilizar la IA generativa, como modelos de lenguaje avanzados o generadores de imágenes/videos, se pueden crear:
- Chatbots o asistentes virtuales que “hablan” imitando el estilo y la personalidad del difunto, permitiendo a los dolientes “conversar” con ellos.
- Avatares digitales (a veces usando tecnología deepfake) que simulan la apariencia, voz y gestos de la persona para videos o videollamadas.
- Apariciones póstumas en cine o música (por ejemplo, revivir digitalmente a actores o artistas para nuevos proyectos).
Este fenómeno plantea importantes dilemas éticos y emocionales sobre el duelo, la privacidad post mortem, y lo que significa la autenticidad en las relaciones humanas.
En el panteón de Chiapa de Corzo todo está listo para celebrar Día de Muertos













