Dulce, jugosa y fácil de pelar, la mandarina es una de las frutas más populares del invierno, pero sus beneficios van mucho más allá de su sabor. Según expertos en nutrición, incorporar esta fruta en la dieta durante la temporada de frío puede desde fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y hasta favorecer la salud de la piel.
De acuerdo a especialistas del portal Cuerpo Mente, la mandarina es rica en vitamina C, ayuda a reforzar las defensas naturales del cuerpo, lo que la convierte en una aliada perfecta para prevenir resfriados y gripes. Además, contiene antioxidantes que combaten los radicales libres y reducen el estrés oxidativo, contribuyendo a una piel más luminosa y a un envejecimiento celular más lento.
Sin embargo, esta popular fruta también tiene otro secreto, que es su aporte de fibra y agua, lo que favorece la digestión y mantiene una adecuada hidratación incluso en los meses más fríos. También es una fuente natural de ácido fólico y potasio, nutrientes esenciales para la salud cardiovascular y el buen funcionamiento del sistema nervioso, según el sitio del Gobierno de México.

Formas de comer mandarinas en casa
A su vez, la mandarina es el cítrico más fácil de pelar y de comer. Aunque suele ingerirse entera, aprovechándose todos los compuestos beneficiosos, también existen otras formas de consumirlas, dado que son versátiles y ofrecen a la persona la oportunidad de innovar en los platos.
Aparte de los gajos, puedes probar esta deliciosa fruta de otra manera como:
- Rallar la cáscara (de mandarina ecológica) sobre una ensalada.
- Decorar postres con piel confitada (corta la piel en tiras muy finas y cuécela en una mezcla de agua y azúcar a partes iguales).
- Dejarla en aceite o vinagre para aromatizarlos.
- El zumo puede usarse como aliño para ensaladas, en gelatina y en la elaboración de salsas.
A la hora de comprarlas, debes tener en cuenta su peso, ya que cuanto más pesadas son para su tamaño, más frescas y jugosas resultan.














