Este martes, Japón rompió su récord histórico de la temperatura más alta registrada, con 41.8°C registrados, lo que ha desatado una emergencia nacional debido a los graves riesgos para la salud derivados del calor extremo. Esta cifra supera todos los registros anteriores desde que se lleva control climático en el país.
El gobierno japonés, ante esta situación crítica, hizo un llamado urgente a la población para que permanezca en sus hogares, evite actividades al aire libre y tome precauciones extremas, especialmente entre personas mayores y niños.
El verano sofocante en Japón ha dejado hospitalizaciones
Durante las últimas semanas, múltiples regiones del territorio japonés han registrado temperaturas que superan los 41°C, lo que ha provocado una ola masiva de hospitalizaciones por insolación y deshidratación. De acuerdo con datos oficiales de la Agencia de Gestión de Incendios y Desastres, más de 53 mil personas han sido trasladadas a centros médicos por complicaciones relacionadas con el calor en lo que va del verano.
El impacto se ha sentido con mayor intensidad en áreas urbanas densamente pobladas, donde las altas temperaturas se combinan con el efecto isla de calor, elevando aún más los riesgos para la salud pública.
Temperaturas altas en Japón también son una amenaza para la agricultura
Aparte del impacto sanitario, el calor extremo ha comenzado a tener consecuencias severas para la agricultura japonesa, particularmente en la región noreste, ubicada a lo largo del mar de Japón, una de las principales zonas productoras de arroz.
Las precipitaciones han caído a niveles críticamente bajos, comprometiendo el desarrollo de los cultivos y despertando preocupación en el sector agroalimentario. Autoridades locales han advertido que la continuidad de estas condiciones podría traducirse en una reducción significativa de la producción de arroz, lo que elevaría los costos y afectaría la seguridad alimentaria.
Cambio climático en Asia: un patrón que se repite con mayor frecuencia
La crisis térmica que enfrenta Japón no es un fenómeno aislado. Este episodio se enmarca en una tendencia global de olas de calor más intensas y frecuentes, que muchos expertos vinculan directamente con el avance del cambio climático. La comunidad científica ha advertido que estos récords de temperatura podrían volverse más comunes si no se toman medidas contundentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.